venezuelaVenezuela puede resultar ser un país muy atractivo económicamente, para quienes tienen la posibilidad de cambiar dólares por bolívares y costear así sus gastos.

El control de cambio en Venezuela ha generado distorsiones en la economía del país; unas más visibles que otras. Aunque las cifras macroeconómicas correspondientes al año 2015 no han sido divulgadas, la inflación la sienten los venezolanos cada vez que desean adquirir un producto y los precios cambian semanalmente.

Sin embargo, a pesar del bajo poder adquisitivo, la situación es diferente para quienes tienen acceso a divisas. La enorme brecha entre el precio del dólar oficial (Bs. 112) y el paralelo (Bs. 900) hace afortunados a algunos y desdichados a otros.

Al hacer la conversión de los precios de bolívares a dólares con el referente en el mercado negro, Venezuela puede resultar ser un país muy barato para comer, viajar y comprar.

Por ejemplo, un perfume que por lo general cuesta $80 dólares en el exterior, en Venezuela puede conseguirse en Bs 40.000, el equivalente a 44 dólares. El problema se presenta cuando la realidad es que el sueldo mínimo actual se ubica en Bs. 9.600 y la canasta básica alrededor de los 70 mil.

Los venezolanos se quejan de los altos precios del calzado y el vestido. Sin embargo, aunque un pantalón en 20 mil bolívares resulte costoso para el venezolano promedio, quienes tienen dólares y pueden cambiar en el mercado negro solo necesitarían poco más de $20 para adquirir la prenda.

Lo mismo ocurre con la alimentación. En Venezuela costear un plato de comida de 5.000 bolívares en un lujoso restaurante capitalino, es casi imposible para una persona que gane Bs 9.600 mensuales, pero al cambio, esta «costosa» cena o almuerzo cuesta únicamente 5 dólares, mucho menos del precio de un chocolate en el exterior.

En el área del turismo la situación se repite: cambiando unos pocos dólares se pueden realizar viajes a destinos como Los Roques o La Tortuga o realizar estadías en hoteles cinco estrellas de Caracas sin que eso represente un duro golpe al bolsillo como sí podría ocurrir en otros países.