Para algunos venezolanos en el exterior irse no fue fácil, pero apostaron a todo y ganaron. Este ha sido el éxito de quienes se atrevieron a dejar Venezuela.
Emigrar, es una palabra que ronda en la mente de muchos que aún sobreviven en este país, pues las posibilidades de crecer en todos los ámbitos han sido truncadas por la “revolución bonita”, ése, ha sido el detonante de que ocurran las continuas tristes despedidas en Maiquetía y con ellas miles de nuevas semillas de venezolanos en el exterior.
Desde fuera de las fronteras que los vio nacer, los venezolanos en el exterior relatan cómo ha sido el proceso de adaptación a una cultura ajena, a sabores desconocidos, pero sobre todo a acostumbrarse a llamar a otro país, su hogar.
Travesía en Panamá
Edgar González, es un venezolano de 27 años, es oriundo del estado Aragua, y forma parte de los venezolanos en el exterior. Lo que él denomina como una “Travesía en Panamá” inició tres años atrás, específicamente el 28 de febrero del 2013 y precisa que decidió vivir una aventura la cual solo consistía en viajar. Metió en sus maletas las ganas de salir adelante pero lejos de casa, de su acostumbrado desayuno en familia y del abrazo de sus padres.
“Tomé el avión y me vine a Panamá, en ese tiempo Venezuela no estaba tan mal como ahora y Panamá tampoco tan complicada como se ha puesto”, asevera Edgar.
Este venezolano manifiesta que al llegar a Panamá se sorprendió por sus grandes edificios, su gran pasión. Precisa que sólo le bastaron dos días para entender a lo que había ido. Su travesía comenzó rebuscando un techo fijo en el cual dormir y en esa búsqueda consiguió a personas que lo acogieron maravillosamente y a quienes hoy define como su familia panameña.
“A los cinco días comencé la búsqueda de empleo, metí hojas de vida en donde fuese porque quería trabajar y los ahorros se me estaban acabando, una amiga que ya tenía aquí me dijo que están buscando un ingeniero civil para trabajar, en ese entonces pagarían 800 dólares, para mí era bastante dinero ya que era un recién llegado y sin papeles, pero fui a la entrevista y me aceptaron, comencé a trabajar al séptimo día de haber llegado”, afirma Edgar.
Este venezolano revela que el gran reto laboral era adaptarse a la construcción panameña y tratar con personal ajeno, pues sentía temor por el recelo que asegura sienten en ese país hacia los extranjeros y mucho más con los venezolanos.
En diciembre del 2013 decide regresarse a Venezuela, la razón eran sus familiares, a quienes extrañaba, y la otra es que confiesa que ser un inmigrante no es nada fácil, pero a su regreso se consiguió con una Venezuela que ya agonizaba, por lo que volvió a tomar el timón de su barco y continuar con su travesía en 2014, nuevamente desde cero.
“Comenzó la búsqueda nuevamente de apartamento, de empleo, en fin, en eso duré como 20 días buscando oportunidades hasta que consigo nuevamente empleo en la construcción de un mall y acepté, me fue regular, a veces no pagaban a tiempo la quincena o pagaban la mitad”, asevera Edgar.
Manifiesta que, en octubre de ese 2014 la vida le cambió, pues en Panamá hicieron el último crisol de razas, el cual es un operativo para la regularización de ilegales en ese país, con eso pudo obtener su carnet de trabajo y una residencia temporal por dos años, pero, a pesar de estar legal, conseguía únicamente trabajos temporales, hasta que un día la suerte le tocó.
“Hoy tengo un trabajo sólido y actualmente pude adquirir una hipoteca para comprar un apartamento, luego de más de dos años en Panamá, no ha sido fácil pues aquí estoy extrañando a mi gente, mi país, mi familia, pero trabajando, gracias a Dios tengo un año en esa empresa y espero sean muchos más porque estoy dando lo mejor”, exclama Edgar.
Este aragüeño que forma parte de los venezolanos en el exterior recomienda a sus compatriotas, que piensan en emigrar de Venezuela, estudiar mejor las posibilidades que ofrece cada país y ante todo a acompañar el pasaporte y las maletas con mucha humildad y respeto por el país que les abre las puertas.
Un venezolano en Perú
Orlando Luján es otro de los venezolanos en el exterior, él es comunicador social, tiene 34 años de edad y es originario de la ciudad de Maracaibo. Desde hace siete meses que vive en Perú y cuenta que la decisión de irse de Venezuela retumbaba en las paredes de su hogar desde el año 2011. Orlando revela que, asumir la responsabilidad de emigrar puede parecer tentador cuando se piensa; sin embargo, dar ese el paso final puede tomar varios años.
“Frente a esa posibilidad, siempre accioné sobre mi preparación emocional y en tener las herramientas académicas que me darían el éxito laboral”.
“Al salir de Venezuela, tuve siempre la convicción que me iría de la única forma posible, bien, con un sinfín de posibilidades que se abrían en mi camino, mientras se cerraba la puerta que me alejaría, físicamente, de mi familia”, exclama Orlando.
Este marabino afirma que salió de Venezuela en un avión, con destino a Ecuador y dos días después emprendió camino terrestre a lo que sería su destino final, Perú. Manifiesta que el recorrido de 42 horas, aproximadamente, le iba acercando al abanico de oportunidades que sabía que se abrirían.
“Llegar a Lima representó estar cuatro días viviendo en un hostal, mientras buscaba una residencia para estar un tiempo y así mejorar mi comodidad. Una vez instalado en la residencia, me aboqué a buscar empleo, realmente, más que el empleo, era una oportunidad de demostrar mis habilidades”, sentencia Orlando.
Asegura que, envió su hoja de vida a varias empresas, asistió a algunas entrevistas, y finalmente, donde consiguió la oportunidad fue en un restaurante en el que llegó a almorzar, pues asevera que en ese lugar, había un puesto en una mesa ya ocupada por dos personas a quienes les pidió que le dejaran sentarse con ellas, espacio que le permitió conversar y obtener la oportunidad de hacerles llegar su resumen curricular.
“Dos días después, recibí un correo electrónico invitándome a la entrevista que me daría la oportunidad de comenzar a laborar en una clínica de especialidades estéticas, en el área de comunicaciones como coordinador de marketing, cargo que desempeñé por cuatro meses. Después de ese tiempo, me ofrecieron el cargo de gerente de Recursos Humanos y la coordinación de un programa de coaching de salud para los pacientes que deciden realizarse algún procedimiento quirúrgico de tipo estético”, afirma este venezolano.
Este zuliano que integra la larga lista de venezolanos en el exterior asegura que actualmente, trabaja también en la creación de su propia empresa, con el propósito de independizarse y seguir mejorando su calidad de vida fuera de Venezuela, y aportar valor a la calidad de vida de su familia que aún está en el país.
“Los sueños se hacen realidad sólo cuando le pones fecha de vencimiento. ¡Atrévete!”, finaliza Orlando.