La vacuna contra el neumococo, que deben recibir todos los niños a los 2, 4 y 12 meses de edad, tiene más de un año desaparecida de la mayoría de los centros asistenciales públicos del país.
Sin la vacuna contra el neumococo, los niños están en riesgo de padecer infecciones del oído, sinusitis, neumonía, sepsis o meningitis. El peligro crece si se toma en cuenta que, de acuerdo con Cáritas de Venezuela, 15% de los niños podría padecer de desnutrición, lo que restaría las posibilidades de recuperación en caso de contraer alguna de las enfermedades típicas de la infancia.
“Un niño que nace de una madre adolescente que esté desnutrida, como es el caso de muchas familias venezolanas, va a nacer con desnutrición desde el útero. Si luego no tiene vacunas se va a enfrentar con enfermedades que en un niño sano pasarían inadvertidas. Eso disminuye la expectativa de vida”, advierte Huníades Urbina, presidente de la Sociedad de Puericultura y Pediatría.
El Ministerio de Salud no ha importado la vacuna contra el neumococo en cantidades suficientes. En la Maternidad Concepción Palacios, donde no la reciben desde por lo menos junio del año pasado, creen que el desabastecimiento se debe al precio de la inmunización: cuesta entre 25 mil y 60 mil bolívares en centros privados. Tampoco en el Hospital Pérez de León II la tienen disponible ni en el ambulatorio del IVSS de la avenida Andrés Bello ni en el Distrito Sanitario Nº 7 en La Urbina. Sin embargo, la importación a través del Fondo Rotatorio, disponible para todos los miembros de la Organización de Naciones Unidas a través de la Organización Panamericana de la Salud, podría costarle al Estado 14,5 dólares la unidad, equivalente a 145 bolívares al tipo de cambio preferencial de 10 bolívares por dólar.
En los centros privados tampoco están recibiendo cantidades suficientes de vacunas. “Desde hace tres años es imposible conseguir la de la varicela. Hepatitis A y B, rotavirus y pentavalente tampoco están llegando para todos. El sector privado solía atender a 40% de la población pediátrica, pero como no se dan abasto, los pacientes tienen que migrar al sector público, que también está colapsado”, explica Urbina.
Alejandro Rísquez, médico pediatra de Vacuven, asegura que el abastecimiento de vacunas es irregular y errático.
“No hay un suministro confiable ni periódico. Asumimos que los distribuidores tienen problemas con las divisas para las importaciones. Los precios han subido entre 300% y 500% con respecto a 2016. Estamos atendiendo prácticamente a 10% de las personas que atendíamos hace 10 años, porque ya no podemos ofrecer jornadas amplias a escuelas o a grandes grupos. Lo que hay son las pocas vacunas que estamos aplicando a nivel de consultorio”.
Desde hace por lo menos tres años no se tienen cifras reales de cuántas personas están siendo inmunizadas. El último reporte del Ministerio de Salud, una proyección presentada en la memoria y cuenta de 2015 de ese despacho, reveló que hasta agosto de 2015 solo se había cumplido 64% de las vacunaciones, de 95% que se tenía planteado.