Profesores y estudiantes de universidades públicas en Venezuela tienen ya dos meses protestando en las calles, para exigir que se entreguen los recursos para poder reiniciar actividades académicas. El más reciente intento por llamar la atención de las autoridades ocurrió en Caracas, donde profesores de la Universidad Central de Venezuela dictaron una clase magistral a las afueras del Ministerio de Educación Superior.
“Por si no se han enterado de que las universidades públicas están cerradas pues vinimos un grupo de estudiantes de todas las carreras a ver clases afuera del Ministerio de Educación Superior”. Hasler Iglesias, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), describió lo que ocurrió el pasado jueves 22 de octubre en Caracas.
Ya van casi dos meses sin que 18 casas de estudio del país reinicien actividades académicas por falta de recursos. No hay dinero para pagar los bajos sueldos de los profesores, comprar la comida del comedor estudiantil y tampoco para reponer marcadores, pizarras, pupitres y hasta hojas para presentar los exámenes correspondientes.
Estudiantes y profesores han realizado caminatas, asambleas e incluso se han reunido con representantes del Gobierno Nacional, pero siguen sin obtener respuestas satisfactorias. Ante esta situación, decidieron dar una muestra de civismo ante la oficina del Ministro encargado.
Estrategia del Gobierno
El profesor Nelson Chitty La Roche tiene más de 40 años trabajando en la UCV; es una eminencia en el área del derecho, pero hoy se encuentra sin tribuna para enseñar a las próximas generaciones de abogados del país. Se pregunta preocupado si es una estrategia gubernamental ahogar a la universidad para callarla y lograr que no se forme ciudadanos libres.
Javier Villamizar, estudiante del último año de Derecho en la UCV, coincide con el profesor La Roche. Indica que “pareciera que la agenda del Gobierno no es producir profesionales de calidad que den la cara por el país (…) Estamos pasando por un estrangulamiento increíble”, sentencia el joven y confiesa que hace cinco años cuando ingresó a la principal casa de estudios del país nunca imagino que él y sus compañeros estarían frente a la situación en la que “al Gobierno no le importa si vemos o no clase».
No se trata de un capricho, dicen los jóvenes a las afueras del Ministerio. Aseguran que una universidad cerrada solo responde a los intereses del Gobierno, pero no les queda otra opción. Ni a ellos, ni a los educadores. “En todo caso, estamos aquí en la calle haciendo lo que nos corresponde hacer”, dice el profesor La Roche.
Ante este escenario, cuesta trabajo imaginarse cuáles son las motivaciones que tiene un joven venezolano para seguir formándose, sobre todo en el área del Derecho.
Javier Villamizar responde con firmeza: “En un país donde no se respeta el Derecho hacen falta más personas que lo estudien, que lo entiendan… porque para poder reconstruir este país vamos a necesitar muchísimas personas que entiendan realmente cuáles son los deberes que tienen sus representantes ante los Poderes Públicos y todas las esferas”.