Ha pasado más de un año desde su desalojo y aún el Gobierno no ha cumplido su promesa de hacer de la Torre de David un sitio al servicio del pueblo.
Los vecinos de la Candelaria y San Bernardino celebraron cuando, hace más de un año, se produjo el desalojo de la Torre de David, considerado como un barrio vertical en el centro de Caracas. El lugar servía como resguardo para delincuentes y hasta fue el sitio en donde mantuvieron en cautiverio a personas que fueron secuestradas.
Sin embargo, se trata de una edificación, actualmente en desuso, que podría ponerse al servicio de la comunidad, tal y como lo sugirieron funcionarios del Gobierno una vez realizado el desalojo total, pero una vez más, la promesa se quedó en palabras.
«Aquí y que iban a hacer una consulta para ver que quería la gente y yo nunca vi eso», dice Jonathan, un mototaxista que tiene cuatro años trabajando en una línea frente a la Torre de David. Él, particularmente, considera que en el lugar deberían construir un centro comercial.
Las opiniones varían; a pocos metros de la torre se encuentra el Hospital de Niños, que actualmente opera con muchas carencias. Para Josefa, una vecina de la zona, debería utilizarse la edificación para construir una ampliación del centro de salud y servir a la comunidad.
Aunque todos en el perímetro tienen una idea sobre qué hacer con la torre, desde el Gobierno no se tiene un plan preciso que permita explotar el potencial de la infraestructura.
Algunos celebran que se haya acabado con «esa guarida de malandros», según dijo una vendedora de jugos, pero también lamentan que se haya desalojado a familias completas para luego no desarrollar ningún proyecto en el sitio.