La Tarjeta de Movilidad Fronteriza aspira registrar las actividades de la migración temporal de venezolanos en sus fronteras pero muchos la rechazan por considerarla una forma directa de discriminación
Cuando apenas faltan unos días para la primera fase de su ejecución, la Tarjeta de Movilidad Fronteriza que implementará Colombia para el control del flujo migratorio de venezolanos en sus fronteras, sigue generando diversas polémicas y opiniones.
Para muchos la medida es lógica, frente a la necesidad que tiene el Estado colombiano de minimizar el impacto de una migración descontrolada que está incrementando indicadores de violencia e inseguridad, especialmente en la ciudad de Cúcuta en el Departamento Norte de Santander.
“Hay que reconocer que se viene demostrando una tendencia creciente de delitos a la propiedad y personas cometidos por venezolanos que aprovechan el libre acceso a nuestro territorio para cometer sus acciones” señaló el director de la Policía de Cúcuta, Yesid Arango.
Y esta situación se percibe en la calle cuando se multiplican las noticias sobre la detención de ciudadanos venezolanos vinculados a robos, atracos, informalidad siendo este último renglón el más preocupante, según lo reconocen las autoridades.
Ciudad informal
Cúcuta, es la segunda ciudad de Colombia en índice de informalidad del país con 66,8 %. Ser informal es depender del ingreso propio, de la venta en la calle, del buhonerismo, de actividades no registradas y empresas familiares que no reportan seguridad social y ofrecen bajos salarios.
Esta es la situación de la mayoría de la fuerza trabajadora en la capital del Norte de Santander, incluso antes de que se abriera nuevamente la frontera colombo-venezolana en agosto del 2016 solamente para el paso peatonal.
Según un informe preparado por la Cámara de Comercio, “esta situación de informalidad es tan crónica que origina problemas sociales derivados”. Los bajos salarios no permiten el desarrollo económico generando deserción escolar, limitado acceso a la salud y un caldo de cultivo para la delincuencia.
Cuando entra en esta ecuación la presencia de una migración incontrolada de venezolanos que buscan también resolver en la calle el propio problema económico, se genera una situación de presión adicional sobre el equilibrio social.
Para el analista Ernesto Bello, estamos en presencia de una espiral de problemas que pueden exceder la capacidad de las autoridades locales.
“Los venezolanos vienen a Cúcuta a rebuscarse»
«Es decir, compiten en el mismo espacio que otros ciudadanos colombianos en condiciones de informalidad. Tenemos entonces a dos grupos compitiendo por el mismo pedazo de torta y quien no logra competir en estas condiciones se ve impulsado hacia la delincuencia como salida y solución» explicó Bello.
¡Qué abran la frontera!
El alcalde la población fronteriza de Ureña, en el estado Táchira, Alejandro García, considera que la implementación de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza por parte de Colombia, es un error y que responde más a una medida de retaliación frente “…a los malos tratos que han recibido los ciudadanos del vecino país por parte del Ejecutivo Nacional”.
Reconoce que Colombia es soberana para implementar medidas de control al flujo migratorio pero indica que la misma es un freno y retroceso que afecta el intercambio no solo de personas, sino de bienes, servicios y complementariedad económica de la gente que habita en ambos lados del eje fronterizo.
“Estamos retrocediendo en los avances alcanzados hace ya muchos años. Nosotros teníamos una frontera binacional abierta y próspera, con todos sus problemas, pero que representaba oportunidades para los habitantes de ambos lados. Ahora de lo que hablamos es de controles y restricciones cuando en el mundo se avanza en otro sentido”.
El alcalde de Ureña solicitó al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que su gobierno, de forma unilateral, se atreva a la apertura de los puentes fronterizos, para que se genere una presión que obligue al Gobierno venezolano tomar una medida similar.
Indicó que los venezolanos le hacen bien a la economía de la frontera porque adquieren diversos productos que no se encuentran en los anaqueles de los mercados venezolanos.
“Presidente Santos, abra la frontera para que le tapemos de una vez la boca a este Gobierno de Venezuela que nos tiene engañados a todos” solicitó el alcalde.
Medida de control
El alcalde de Cúcuta, César Rojas, reconoce que la implementación de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza permitirá un mayor control de los venezolanos en su ciudad, advirtiendo que algunos de los que pasan la frontera van con intenciones delincuenciales.
“Identificando con claridad quienes pasan y para qué pasan se puede enfrentar a quienes se encuentran de manera irregular en el territorio y frenar la delincuencia en sus diversas modalidades”
Cree necesario que el Gobierno colombiano realice la mayor promoción posible de este sistema para evitar que se vea la medida como una reacción contraria a la natural hermandad entre ciudadanos de ambos países.
“Con Venezuela compartimos historia y destinos comunes. Siempre seremos vecinos pero debemos impedir que esa relación sea afectada por un incremento de los problemas sociales que tenemos nosotros y que se importan desde el vecino país”, señaló Rojas.
A partir del primero de marzo Colombia empezará a exigir la planilla de pre registro en el sistema Tarjeta de Movilidad Fronteriza. Este es un trámite sencillo que se puede hacer digitalmente. Seis meses después se implementará la Tarjeta de Tránsito Fronterizo que será el documento definitivo de identificación del flujo migratorio que, todos los días, cruza la frontera de lado a lado.
Ese día se cerrará, definitivamente, la política de fronteras sin restricciones que caracterizó los últimos 120 años de la relación binacional.