Noticias de saqueos y destrucción son el día a día en la entidad mientras los militares toman el control de la seguridad en entidades públicas, comercios y bancos.
Reales o ficticios los saqueos a comerciantes y bancos son la constante en los conversaciones del ciudadano tachirense de a pie en estos confusos días. En los hogares, en las calles, en algunas colas frente a comercios se hablaba de lo ocurrido en la población de La Fría como también se hablaba de otros hechos que existieron solamente en forma de rumores.
Todo esto ocurría en un país lleno de desconcierto, incertidumbre y rabia mientras se multiplicaban en redes sociales las imágenes de los saqueos a comerciantes del estado Bolívar, la destrucción de bancos en Guadualito y otros hechos ocurridos en otras ciudades de Venezuela.
Los principales comercios de víveres en La Fría fueron objeto de la furia popular. Especial énfasis en negocios de los ciudadanos chinos.
También la alcaldía del Municipio García de Hevía fue parcialmente destruida por el vandalismo y la ola de saqueos.
La ciudad ha sido militarizada y se han creado zonas restringidas para la circulación vehicular especialmente en el área comercial y al frente de las entidades bancarias.
Allí los militares blanden sus armas y hacer sentir su presencia.
Como siempre, los factores políticos aliados del gobierno han acusado a dirigentes de la oposición de estar detrás de la violencia, pero lo cierto del caso es que, en la calle, el único culpable es el gobierno y su absurda medida de retirar los billetes de 100 sin sustitutos lo que provocó que la gente se quedara sin efectivo en plena temporada decembrina.
En la frontera
Cientos de ciudadanos se agolparon en los puentes fronterizos binacionales, “Simón Bolívar” de San Antonio y “Santander” de Ureña a la espera de la autorización para pasar a Colombia. A pesar del cierre de la frontera ordenado por el Gobierno de Maduro se ha generado una situación muy particular en estos pasos fronterizos, mas vinculada al capricho y el humor de los funcionarios, la presión popular y la condición del país.
Y es sencillo: la gente está pasando de lado a lado por los puentes a cuenta gotas.
Durante el fin de semana un grupo de mujeres denominado, “las mujeres de Blanco”, forzaron en Ureña el paso empujando el cordón militar, seguidas de otros cientos de ciudadanos, por lo que la frontera se abrió nuevamente por horas.
Esta situación se ha mantenido en los cruces por hora hasta la fecha. Se permiten las compras de alimentos y medicinas y las autoridades de Colombia y Venezuela hacen revisiones selectivas de algunos de los transeúntes.
El problema ahora es que, en Colombia, muy pocas casas de cambio quieren los bolívares y en los comercios no los aceptan. El que compra debe llevar pesos o su tortuoso paso puede haber sido inútil.