Comer en restaurantes en Venezuela dejó de ser una opción. Los altos precios de la comida acaban con el salario.
Salir a comer en restaurantes en Venezuela ya no es viable debido a la inflación galopante. Una pizza mediana cuesta en promedio 1.200 bolívares en Caracas; una lata de atún, 600 bolívares y un refresco Bs. 150.
Rommel Gorosabel es un joven profesional que gana 20 mil bolívares mensuales. Cuenta que desde hace varios meses ha dejado de comer fuera de casa por los altos costos que esto representa; sin embargo, ha sacado la cuenta de cuánto invierte en mercados semanales y concluye que no hay manera de ahorrar o abaratar los costos.
«Estamos viviendo para comer».
Sin importar cuáles sean las preferencias gastronómicas, los altos precios, no solo en restaurantes en Venezuela, también han llegado hasta las comidas más básicas. «La otra vez saqué la cuenta de cuánto me costó preparar una pasta con solo salsa de tomate en mi casa y me dio como Bs. 1.500. Solo el queso parmesano me costó 400 bolívares una bolsita», dice Gregorio Zapata, joven de 25 años.
«A veces no como»
Otros son más radicales. Iván Mejía es estudiante universitario y se prepara su almuerzo todos los días. Cuando no tiene tiempo de hacerlo, prefiere no comer.
«Cuando sé que no me va a dar tiempo, entonces me llevo unas frutas o galletas en el bolso para no verme obligado a comer en la calle. Si no, espero hasta llegar a la casa en la noche».
Más de un salario mínimo
Almorzar tres veces a la semana en la calle es en promedio un gasto de 3 mil bolívares, al mes sería un total de 12 mil bolívares; más que los Bs. 9.600 en los que se ubica actualmente el salario mínimo.
Jesús Parra es incluso más contundente. Al ser interrogado a la salida de un supermercado, responde lo siguiente:
«Ahorita ni que se tenga el dinero se puede comer porque nada se consigue. Los precios espantan. Yo no sé cómo vamos a hacer, pero de verdad la gente está pasando hambre. Nos estamos alimentando muy mal. Ojalá la situación mejore pronto».