Un regalo de navidad no todo el tiempo es material, hay quienes desde lo más profundo de su corazón anhelan sonrisas, abrazos de alguien que se fue antes de tiempo o de la cercanía de un familiar que simplemente emprendió su camino en busca de un mejor futuro.
La navidad es el tiempo propicio para reunirse en familia y con amigos, la magia que encierra esta temporada es el punto de encuentro del espíritu que da paso a los deseos de prosperidad para quien nos rodea. Algunas personas anhelan como regalo de navidad la vida, el amor y la unión, mientras que otros, desde un rincón en la nostalgia, esperan con sus sentimientos abiertos cualquier motivo de felicidad.
El éxodo de jóvenes talentos de Venezuela ha hecho derramar miles de lágrimas sobre la obra cinética del artista plástico, Cruz Diez, en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar. A diario cientos de venezolanos con titulo en mano y rodando lentamente una maleta, en la que resumen años de vida, le dicen adiós a sus familiares con la esperanza agonizante de un ‘volveré’; entre tantos padres que han visto partir a sus hijos se encuentra Clara Ordoñez, una zuliana que desde hace poco más de seis meses sólo mantiene contacto con su hijo, un ingeniero electrónico, a través de las redes sociales, ella con tristeza confesó a El Correo del Orinoco como extraña a su chiquito que ya no está en Venezuela:
“Una como madre entiende, pero el corazón no te deja, no está a mi lado, no lo puedo abrazar…, tenemos contacto a diario, pero no puedo atravesar la pantalla de la computadora para darle un beso y sé que como muchos padres, al igual que yo, que tienen a sus hijos lejos, sólo queremos que algún día vuelvan”.
Dairo Vargas, quien hace apenas un par de semanas se tituló como médico cirujano, se tuvo que desprender desde temprana edad del seno familiar, para buscar su profesionalización y afrontar la cuesta arriba de la llamada soledad, confiesa que sus padres lo visitaban una vez al mes, pero tras el cierre de frontera las ausencias se han acentuado más, reveló que sus padres tuvieron que cruzar a Venezuela por las peligrosas trochas para poder asistir a su acto de grado; hoy en la víspera de la navidad desea reencontrarse con los suyos y sumergirse en un gran abrazo familiar sin ninguna limitante fronteriza:
“Quiero estar al lado de mi mamá y poder compartir con ella un abrazo y un beso, decirle cara a cara ¡Feliz navidad mamá! Y que también estén todos mis hermanos como verdadera familia porque los extraño”.
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“Yo quisiera salud, mucha salud, no puedo ser otra vez una pava, pero si quisiera que se me acabara este dolor de las manos porque hay veces que no lo aguanto…, y también que ojalá se acabaran las colas, porque paso el día buscando mis cositas para poder hacer las arepas, hay quienes me ayudan a conseguir la harina, pero no es todo el tiempo…, eso quisiera y que la gente pueda tener sus tres bocaitos de comida como de ser”, concluyó con una sonrisa emprendedora.
Hay otros esperanzados poder formar una familia, Néstor Ochoa, es un zuliano, que está a punto de cumplir seis años de noviazgo con una bella mujer y, para la celebración de ese aniversario, más que un regalo, preparó una sorpresa que es un propuesta de matrimonio bastante peculiar, aseguró, entre nervios e incertidumbre, que recibir un ‘sí’ como respuesta, será su verdadero regalo de navidad
“Quería hacer algo distinto a lo que hacen los demás, la amo, ella es especial…, preparé un video con todas las fotos de ambos desde que éramos amigos, le puse la canción de los dos y, al final del vídeo sale una foto de mí pidiéndole matrimonio ¡Si me dice que no pues voy a llorar y mucho!”,bromeó.
También hay quienes desean escapar de la realidad que han vivido por muchas décadas, como el caso de Carmen Olivares, quien lleva más de cincuenta años soportando grandes calamidades cuando del cielo se desprenden fuertes lluvias, manifestó que le gustaría tener dinero para comprar los materiales de construcción y así poder remodelar su humilde hogar, ya que su casa se inunda y en repetidas oportunidades ha perdido parte de sus enseres:
“¡Ay! como me gustaría que me saliera una casita de la misión, no porque no me guste la mía, porque aquí tengo todos mis recuerdos, pero me pasa como la gaita ¡escampa afuera primero porque mi rancho se llueve!, me merezco y todos nos merecemos una mejor vida…, no pierdo las esperanzas de arreglar mi casita”.
Y finalmente están a quienes la muerte les trazó otro camino, como Blanca Llanos, a quien años atrás el cáncer le arrebató a su mamá, reveló entre lagrimas que aún despierta en las mañanas con el recuerdo de su madre preparando café y regando los pequeños arbustos del jardín y, entre melancolía manifiesta, que a pesar de que ya compañera no está en vida, su presencia permanece intacta:
“Se me fue mi viejita, pero ella sigue aquí conmigo aunque no la vea…, ya han pasado tres años y todos los días antes de irme a trabajar entro a su cuarto para irme con su bendición…, no es fácil ver la cama tendida, las cosas arregladas y un vacio físico, cuando eres hija única y pasa esto hay que ser fuerte…, me gustaría poner una escalera al cielo y que baje a abrazarme siquiera en un cumpleaños, en un día de la madres o en una navidad, no sabes cuánta falta me hace mi vieja”.