Pese a la intimidación del Gobierno, los venezolanos han vuelto a las calles en todo el territorio nacional, para exigir al CNE la convocatoria a referendo revocatorio.
La suspensión de actividades en los organismos públicos, los prologados cortes de energía eléctrica y el despliegue de militares y cuerpos policiales para reprimir a ciudadanos que reclaman sus derechos constitucionales, mientras en las barriadas delincuentes hacen de las suyas, son obstáculos impuestos que evidencian el miedo del gobierno al referendo revocatorio y a la decisión del pueblo de mantenerse en la calle para exigir la consulta.
El diputado Omar González Moreno, atribuye a un exceso de miedo, la actuación de quienes estando en el Gobierno, saben que tienen sus días contados y que el pueblo venezolano se cansó de la tragedia en la que han convertido su vida.
«Ellos están conscientes que la inmensa mayoría de los venezolanos está decidido a revocar el mandato a Nicolás Maduro y por eso se empelan en obstaculizar cualquier iniciativa que apunte hacia el revocatorio».
Refiere el parlamentario por Anzoátegui que si bien a los oficialistas les corresponde defender al gobierno y su desastre, los demócratas opositores están en la obligación de tomar la calle para presionar y obligar con la Constitución en la mano, a que se cumpla lo que ahí está establecido para que se realice cuanto antes la consulta popular y poder salir de Maduro, pero también de su gobierno.
El pueblo opositor debe permanecer en la calle
Pedro Méndez, dirigente laboral y experto en materia política, afirma que el Gobierno está decidido a obstaculizar el referendo revocatorio, por lo que a su juicio, la oposición en general debe mantenerse activa en la calle, manifestando su descontento con la gravísima situación actual.
Refiere que para nadie es secreta la crisis humanitaria que existe en Venezuela, donde no hay alimentos ni medicamentos, como tampoco insumos y materiales necesarios en los centros asistenciales del país.
Lo que está ocurriendo en el país, asegura, constituye un peligroso cóctel que puede desencadenar un estado de frustración y de malestar en la gente, por lo que es necesario el trabajo del líder para acompañarlo y guiarlo para que resista sin intentar romper el hilo constitucional que es lo que a su juicio, está buscando el gobierno.
Recuerda que la situación planteada con la inseguridad, problema que a su juicio se le fue de las manos al gobierno, así como la falta de alimentos y los racionamientos de luz, constituyen un plan para mantener a la población atemorizada y desmovilizada, pero hasta ahora, afirma, no le ha arrojado los resultados que esperaban, «de ahí, el nerviosismo gubernamental».