El racionamiento de luz no programado se suma a los males que castigan a los venezolanos junto a la escasez, inflación e inseguridad.
La oscuridad toma cada día más espacios en el territorio venezolano y mientras países desarrollados potencian sus bondades bañándolas de luz, en Venezuela el racionamiento de luz envuelve el territorio en una suerte de tinieblas.
«Tengo 35 años y nunca viví una situación tan terrible como la que atravesamos, la gente del Gobierno dice que los apagones obedecen al fenómeno climático de El Niño, pero eso es falso, porque si así fuera, otros países afectados por el fenómeno también estarían en las mismas, yo no veo a los colombianos pasar por las calamidades a las que están sometiendo estos comunistas al venezolano».
El testimonio corresponde a Lorena Cancino una joven profesional, quien asegura que acaban de pasar 32 horas sin energía eléctrica en Lechería, situación que atribuye a la falta de previsión e inversión por parte de la empresa estatal de energía eléctrica, CORPOELEC, de la cual todos hablan mal, por sumirlos en la oscuridad.
Comentarios similares abundan y serían necesarias muchas entregas para reflejar el malestar que sienten los habitantes de la zona norte de Anzoátegui, ante los constantes y cada día más prolongados racionamientos eléctricos.
«En este país hay un paro, pero declarado por Maduro, aquí pocos trabajan porque pasan el día y la noche haciendo colas para comprar comida, medicinas o cualquier otra cosa y quienes todavía tienen empleo, terminan laborando dos horas o menos por la falta de electricidad», sostiene Tomas González, quien dice ser administrador de profesión y comerciante «en modo quiebra», gracias a la revolución.
Vecinos del conjunto residencial «Parques Green» en Barcelona, afirman que han tenido que asumir el costo de dos bombas dañadas, así como el de un transformador, debido a los bajones de luz.
«El costo del condominio cada vez es mayor porque debemos sumar las averías que nos generan las interrupciones eléctricas y los cambios de voltaje. Empezaron haciendo racionamientos en la madrugada, pero ahora la luz se va a cada rato», sostiene María Gómez, vecina y miembro de la junta de condominio.
Entre tanto, propietarios e inquilinos del Centro Comercial Casa Grande en la avenida Costanera, acusan que tuvieron que asumir el cambio de un transformador que estalló recientemente, porque la empresa CORPOELEC se negó a responder, señalando que ellos como privados debían asumir la compra e instalación del equipo.
«Fueron más de 3 millones de bolívares, sólo la compra del transformador, no así la instalación, sostuvo un comerciante que prefirió no identificarse para evitar represalias.
«No me imagino la Torre Eiffel apagada por racionamiento eléctrico y no porque Francia no pueda verse afectada por un fenómeno climático como El Niño u otro problema, sino porque en ese país se toman otras previsiones para ahorrar energía, sin afectar el rendimiento luminoso de la torre icono de Francia, asevera el comerciante nativo del referido continente.