Benedetta Carles, una mujer de nacionalidad italiana que llegó al país en 1958, sueña con que Venezuela sea el país próspero de años atrás. Considera que las discusiones estériles deben ser dejadas a un lado.
La señora Benedetta Carles es una de los millones de personas que sueñan con una Venezuela próspera y segura. Aunque es de nacionalidad italiana, se siente venezolana, pues llegó a la tierra natal del Libertador Simón Bolívar en 1958, justo después de la caída del Gobierno del dictador Marcos Pérez Jiménez.
Desde ese momento, percibe a Venezuela como suya y desea que la situación mejore por el bienestar de todos, sin distinción política.
«Hace falta un cambio en todos los sentidos. Lo principal es que se acaben las colas para comida y medicamentos, porque yo las sufro y es una situación muy triste».
Carles añora aquellos tiempos en los que se acostaba a dormir con las puertas abiertas de su hogar, sin que nadie se metiera a hurtar.
«No hacía falta ponerle llave o candado a las puertas. Antes había respeto, pero todo se ha ido perdiendo. Hace falta educación y cultura en este país».
Para finalizar, envió un llamado a las autoridades gubernamentales para que dejen atrás los asuntos sin importancia y se dediquen a atender los problemas que afronta la nación.
«El país necesita de todos nosotros. El Gobierno debe ponerse las pilas y trabajar bien, con seriedad. Deseo paz, unión y prosperidad para el esta patria».