Que documentos debo apostillar para emigrar a Chile, a Perú, Ecuador, Colombia o cualquier parte del mundo, es la pregunta que se hace el aspirante a emigrante, pero no la interrogante de quien, por ahora, se queda.

Que documentos debo apostillar para emigrar

es la primera gran pregunta que se hacen quienes buscan zafarse de las paredes de la tiranía e irse a un lugar lejos que les permita vivir lejos del dominio comunista que hoy gobierna a Venezuela.

Quien ya han iniciado el proceso para irse lejos, no solo cargan a cuestas con el engorroso trabajo de que documentos debo apostillar para emigrar, porque al menos, esos son los necesarios para llegar a otro lugar, pero, la familia, la mascota, el amor e incluso los recuerdos, son se apostillan, tampoco se legalizan, solo forman parte del equipaje con destino a cualquier parte del mundo.

En las últimas fechas durante las reuniones de amigos hablar del tema de quien se va y para dónde es el epicentro de cada compartir, de cada ultima vela que se apaga y de cada abrazo de fin de año, el tiempo pasa, la crisis se acrecienta, las colas en los registros con personas preguntándose que documentos debo apostillar para emigrar también.

Dentro de quienes han decidido emigrar no solo están profesionales cansados de las inexistentes oportunidades de trabajo y de poder crecer profesional y económicamente, también los hay estudiantes, quienes decidieron hacer una pausa larga, decisiva y hasta exacta, para irse a cualquier lado a hacer “lo que sea” para poder juntar dinero y ayudar a quienes se quedaron aquí dentro, a quienes una quincena solo les alcanza para comprar una comida que solo llene el estomago por dos días.

Así es el caso de Víctor, salió por uno de los puentes internacionales rumbo a Lima, Víctor no se despidió en tierras venezolanas, solo dijo: “Me voy de viaje a trabajar”, no dijo destino y al llegar finalmente informó con una ayuda a su familia para que hicieran una compra de una semana, Víctor es otro de los que sacrificó un título y se echó a aventurar por el mundo.

“Despedirme era difícil, sabía que si lo hacía no me iría, planee todo para irme, ya me habían asegurado un trabajo como ayudante de cocina, aunque eso no es lo que estudio, pero desde pequeño me tocó atender a mis hermanos pequeños mientras mi mamá limpiaba casas en la urbanización cercana a la casa”.

Para Víctor cada día es difícil, a pesar que la suerte ha estado de su lado, no concibe imaginar lo que esté pasando con su familia más allá del lugar donde miró por última vez hacia atrás con dolor e impotencia.

“Cada vez que preparo un plato de comida pienso si en mi casa habrán conseguido algo para comer ese día, en los otros que de la basura se deben alimentar, en la viejita que no tiene quien la ayude o que quien la ayudaba ya no puede hacerlo porque debe ayudarse a sí mismo”.

En otros otros que también se preguntaron que documentos debo apostillar para emigrar a Chile, está Sergio Niño, periodista, venezolano, quien ante las últimas declaraciones de Nicolás Maduro sobre los venezolanos que lavan pocetas en Miami ha creado una misiva, cargada de orgullo y de realidad.

CARTA PÚBLICA A NICOLÁS MADURO Mi nombre es Sergio José Niño Rodríguez. Soy venezolano, periodista, de 28 años, viviendo en Santiago de Chile. Fíjese, pude haber sido todas esas cosas en mi país pero me tuve que ir. Hace un par de días, Nicolás, pretendiste burlarte de quienes han tenido que lavar pocetas en Miami. Digo “pretendiste» porque honestamente no lo lograste. Te lo explico: Ellos, y los millones de venezolanos repartidos por el mundo, lavamos inodoros de centros comerciales, casas ajenas, platos en los que no hemos comido, recogido basura que no nos pertenece. Y todo porque tu dictadura nos obligó a salir y dejar el país que nos pertenece. Ya dije que soy periodista y en Venezuela tuve la dicha de ejercerlo en una batalla constante contra tu régimen y de tu patético predecesor. Pero en Chile lavo al menos unos cincuenta platos al día, recojo mesas y preparo comida. Con muchísima dignidad estoy rehaciendo mi presente, ese que la dictadura me maltrató. Mis padres me pusieron una escoba en las manos desde que tengo uso de razón. Mi madre tiene millones de platos lavados en sus manos y mi padre por más de 30 años ha barrido él mismo su escuela de Kárate. Ese ha sido mi mayor y poderoso ejemplo, Nicolás. Así que lavar pocetas no nos avergüenza. Quienes hoy tenemos que limpiar y ordenar cosas que no son nuestras lo hacemos con la hidalguía de los que hacen más país que tú, Nicolás. Si le revisas las manos a muchos de los venezolanos que estamos en el extranjero seguramente le verás arrugas y marcas. Pero las tuyas están llenas de sangre y cocaína. Tus manos, Nicolás, están manchadas de muerte. Ya quisieras ser recordado como un lava pocetas y no como un asesino. Te decía que no lograste burlarte porque el tiro te salió mal. Nos inflaste el orgullo, nos hiciste levantar la cara y sentir más dignidad. Y me retiro, porque debo seguir dejando el nombre de mi país en alto.

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