GNB sigue aplicando la medida de amenazar y agredir a quienes toman fotos y videos en protestas por comida.
Primero fueron los habitantes de la comunidad de Villa Polígono, en San Félix, quienes tras más de 20 días sin agua trancaron las calles para manifestar su reclamo a Hidrobolívar por el incumplimiento del servicio. La respuesta de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) fue esperar la retirada de la prensa para reprimir la manifestación. Estas amenazas se repiten en las protestas por comida, donde los uniformados amenazan a quienes toman fotos y videos para evitar cualquier registro de soporte.
Pese a las represiones en Villa Polígono, donde los efectivos de la GNB destruyeron el teléfono celular de un joven que filmaba lo que ocurría en la comunidad, con la presencia de los uniformados, los vecinos salieron nuevamente en protesta por falta de agua, pues Hidrobolívar sigue sin responder.
Pero a esta manifestación se unieron las protestas por comida que de manera simultánea se dieron en La Victoria, vía a Upata, municipio Piar, y en el Mercal del sector El Roble, en San Félix. En ambas, la GNB se hizo presente, aplicando las mismas medidas: orden de retirada y amenazas a todo aquel que grabara o tomara fotos de lo que ocurría.
“La Guardia Nacional nos maltrata como si fuéramos animales, pero seguiremos manifestando hasta que nos respondan”, afirma Jennifer Toledo, vecina de Villa Polígono, sector a donde llegaron los perdigones de la GNB.
En la vía a Upata, además de las protestas por comida, un nuevo derrumbe en la cárcava EL Cañón del Diablo, originó la tranca de la vía. Millones de recursos se han aprobado en el Consejo Legislativo del estado Bolívar para su reparación, sin materializarse soluciones. La GNB también intimidaba.
En el Mercal de El Roble llevaban horas esperando para comprar alimentos, específicamente desde la madrugada. A las 8:00 am de este miércoles había iniciado la venta, pero antes de las 11:00 am ya se había agotado la mercancía.
Según el dirigente del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de Mercal, Juan Mendoza, la capacidad de atención diaria da para atender entre 350 a 370 personas, asumiendo la deficiencia que hay en el abastecimiento. “No se puede comprometer lo que queda, porque mañana toca atender a otras personas”.
Sin embargo, los manifestantes desmentían las declaraciones del vocero de Mercal, asegurando que no les vendieron ni siquiera a 300 personas sino a 70.