Durante la protesta de maestros en Zulia sobró “gas del bueno” pero no el dinero que se les adeuda porque la gobernación se quedó sin cobres.
¡Golpe a la educación! Como si se tratara de sus peores enemigos, así trato el gobernador Francisco Arias Cárdenas la protesta de maestros que se generó frente a su casa al norte de Maracaibo.
Desde hace días atrás la representación del magisterio zuliano se encuentra en desobediencia activa porque no se les ha cancelado el 45% restante de la homologación correspondiente al aumento salarial, razón por la cual estos decidieron emprender una protesta de maestros que terminó con “gas del bueno”.
Alrededor de unos 100 efectivos del Cuerpo Policial Bolivariano del estado Zulia (CPBEZ) esperaron a las afueras de la residencia oficial del gobernador para detener la protesta de maestros, además de la presencia de más de 200 indígenas que fueron vilmente utilizados por el despacho gubernamental para amedrentar a los educadores.
Mientras la protesta de maestros sumaba cada vez más integrantes esta fue reprimida por los efectivos de seguridad, quienes atacaron lanzando bombas lacrimógenas, que incluso afectaron a dos restaurantes de la zona y a personas que estaban en una iglesia cercana.
Durante la protesta de maestros estos aseguraron que no sólo se les adeuda el 45% de la homologación, sino además el penúltimo aumento de la cesta ticket correspondiente a 13 mil 275 bolívares. Revelan que el hambre más de una vez les ha hecho compañía en las noches.
“El sueldo de un maestro no alcanza, nosotros también tenemos hijos que alimentar y que se acuestan sin comer, gastos que hacer, porque si Arias Cárdenas no lo sabe, nosotros no somos de hierro también nos enfermamos y padecemos”, sentencia Lorena Gil, una de las manifestantes en la protesta de maestros.
A los maestros sólo se les dio una razón por el retraso en la cancelación de la homologación salarial: ¡No hay cobres! Y como si fuese poco se les amenazó, de seguir exigiendo sus reivindicaciones laborales, con aplicar sanciones que incluyen hasta despedidos.