La impune apropiación de nuestros espacios por bandas armadas
dedicadas a traficar drogas, al secuestro, al abigeato, otras tomando fincas, llanuras y bosques como aliviaderos a su actividad guerrillera en Colombia, se ha extendido. Lo sabe todo el mundo en Apure, Barinas, Táchira y en el Zulia.
Hasta a los llanos centrales ha llegado la cosa. Lo cuenta el peón de finca, el bombero de la estación de gasolina, el propietario quien ha dejado la supervisión del negocio en manos de encargados por temor a ser secuestrado.
Nadie habla. Nadie denuncia. Las retaliaciones no se harían esperar por parte de los guerrilleros y hasta de los mismos militares quienes denunciarían agravio a su honor. La taimada ocupación de nuestro territorio por extranjeros ilegales y armados es un hecho.
En el Sur los garimpeiros se llevan nuestro oro como les da la gana. Mineros y vecinos bajo el terror. La masacre de Tumeremo no fue la primera ni ha sido la última. Bolívar y Amazonas se han convertido en pueblos sin ley. Las mafias del oro tienen la situación bajo control.
¿Cuál es el papel de los militares en esos actos de usurpación y de despojo? ¿Combaten a esas fuerzas irregulares? ¿Ignoran su presencia? ¿Comparten la mesa con ellos? El país quedó impactado cuando vieron salir de Miraflores, agasajados por Chávez, a comandantes guerrilleros buscados por asesinatos, secuestros y terrorismo.
La prioridad de los jefes militares ha sido otra. Controlan grandes negocios. Suyas son las decisiones en Transporte y Obras Públicas, Finanzas y Banca Pública, Vivienda y Habitat, Producción Agrícola y Tierras, Pesca, y en Energía Eléctrica. No podía faltar Interior y Justicia. Han colonizado y controlado la administración pública, lo que no han hecho en las fronteras.
Ahora todos los ministros, no sólo los militares al frente de las carteras antes nombradas, rendirán cuenta a Padrino López y la excusa es que este oficial es el jefe de la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, como pomposa y aparatosamente llaman al nuevo cambur.
Los deberes que la Constitución les impone los tienen abandonados pero se pusieron donde hay. Lo que falta es que Maduro en uno de sus frecuentes lapsus lo llame Presidente Padrino.
Por @claudioefermin @claudiocontigo