Cual juego de pirotecnia, los pimentones y cebollas alzaron vuelo para explotar encima de las nubes durante los primeros días del 2016. Lejos de ser un espectáculo agradable, la situación creó indignación entre compradores quienes condenaron precios que cada día se escapan de los bolsillos de los venezolanos.
En Maracay el kilo de pimentón se ubicó en Bs. 1500, casi 300 bolívares más que en la época decembrina cuando el ingrediente fue buscado para la elaboración de las hallacas.
La cebolla presenta la misma historia. A quienes fueron de compras para abastecer la despensa durante el fin de semana, la cebolla los puso a llorar sin necesidad de estar cerca de ella. El también ingrediente principal no solo de ensaladas sino de diferentes platos, tuvo ascenso vertiginoso a Bs. 1500.
Aunque diferentes textos dan como propiedades a la cebolla la aliína, componente para reducir la tensión arterial, antinflamatoria, antioxidantes y para favorecer la circulación; muchos compradores quedaron estupefactos ante el costo. La necesidad los obligó a llevar cebollín que en 800 bolívares el kilo, que es bastante lo que se adquiere por el precio.
“No sé a dónde vamos a parar, nosotros también perdemos con los altos costos, porque mercancía que no se vende, mercancía que se daña o que tenemos que obligatoriamente bajarle el precio y ya por ahí empieza la pérdida”, comentó Yorman Linares, expendedor del Mercado Libre de Maracay.
Alides Castellanos, condenó que cada vez que los ingredientes aumentan de precio debe eliminarlos de la dieta o buscar otro que lo suplante:
“Pero ya no sé qué vamos a comer en mi casa, porque se ha disminuido el consumo de carnes, huevos, los granos no se consiguen y el pollo carísimo, entonces ahora ni la cebolla voy a poder llevar para comerla en ensalada”.