Los altos índices de inflación también se evidencian en los precios de la perrarina
Tener una mascota implica la responsabilidad de alimentarla correctamente. A pesar de que, según indican los veterinarios, lo mejor para un perro, sin importar la raza, es comer perrarina, en Venezuela no es una tarea fácil.
Un saco de 20 kilogramos, que a un perro grande le dura aproximadamente 3 semanas, cuesta 12 mil bolívares en Caracas; el equivalente a un salario mínimo y medio. Este mismo saco se conseguía en diciembre del año 2014 en Bs. 4 mil; el aumento ha sido de casi 300%.
No todos pueden afrontar esta subida en los precios y optan por cambiar la dieta de sus perros o en algunos casos más extremos, venden los animales para no tener que mantenerlos.
«Desde hace unos dos meses dejé de darle perrarina a mi perro porque el saco me salía en más de lo que yo ganaba en el mes», relata Luis, un joven de 26 años que tiene un Pastor Alemán.
Cuenta que aunque ha invertido en su cuidado desde que lo compró hace tres años, lamenta que en estos momentos solo puede darle arroz picado mezclado con las sobras de la casa.
Una activista protectora de animales explica que en el refugio donde trabaja en Caracas en los últimos tres meses han llegado por lo menos 20 perros traídos por sus dueños, quienes alegan que ya no pueden alimentarlos por los altos costos que esto representa.