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El bajo precio del bolívar pudiera ser  un factor para estimular las compras masivas de colombianos en el territorio nacional. Sin embargo esta ventaja se está perdiendo.

¿Cuál es el precio del bolívar hoy? Esa es la principal pregunta que se hacen miles de venezolanos que atraviesan la frontera hacia Colombia para la compra, fundamentalmente, de alimentos y medicinas. Pero este éxodo está dejando pocos beneficios a los que viven en la zona.

Así lo estima el diputado tachirense Gustavo Delgado para quien el gobierno debe abrir totalmente la frontera y debe hacerlo pronto. Asegura que se le han dado muchas largas a un asunto que es prioritario para los habitantes de la región.

El precio del bolívar, manifestó, podría ser un aliciente para que los colombianos hicieran compras en la frontera, pero esta ventaja se está perdiendo.

Explicó el parlamentario que la sola apertura parcial, con el paso peatonal, no es suficiente para la recuperación de la economía en la zona de frontera.

Considera que los empresarios y los habitantes fronterizos, especialmente los de los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, han vivido una crítica situación de desempleo y cierre masivo de comercios, producto del cierre que impuso Nicolás Maduro durante un año.

“Ahora con esta reapertura parcial no hay el adecuado intercambio comercial y se está produciendo un fenómeno social: San Antonio y Ureña se están convirtiendo en ciudades de simple tránsito de personas que solamente alimentan débil comercio informal”.

Indica que a pesar de ver miles de personas, provenientes de diversos puntos del país, atravesar sus ciudades todos los días, es muy poco lo que queda de este flujo masivo para la economía de la zona de frontera.

Más bien la situación se traduce en problemas. Mayor inseguridad, desacato a las normas de convivencia, basura, entre otros, es el resultado de este paso muchas veces desordenado.

Más que el precio del bolívar

Para Delgado, además del precio del bolívar, la apertura total al tránsito de mercancías, al libre comercio, atraerá masivamente a los compradores colombianos a las zonas fronterizas venezolanas con los beneficios económicos que esto implica.

Asegura que el comercio de San Antonio y el de Ureña tradicionalmente se han vinculado a las compras de los ciudadanos colombianos pero reconoce que, muchos de ellos, ven con desconfianza el comprar en la zona fronteriza venezolana porque temen requisas o retenciones de lo adquirido por parte de las autoridades militares.

“Con ése temor de los colombianos, sumado a la crisis en el poder adquisitivo de los venezolanos es muy oscuro el panorama para la economía fronteriza”

Cree que con la reactivación del comercio binacional de manera formal se producirá la recuperación de sectores importantes como los servicios aduanales y derivados, generadores de empleo en la zona.