Cuando Kathryn Rossetter fue víctima de los abusos sexuales del actor Dustin Hoffman en 1983, no denunció sus comportamientos.
En 2017, los escándalos en Hollywood tras las acusaciones al productor Harvey Weinstein han provocado que otras personalidades del mundo del cine sean señalados. Dustin Hoffman fue uno de ellos y el pasado mes de noviembre fue acusado por seis mujeres por sus actos sexuales inapropiados. Rossetter ha decidido que no puede haber mejor momento para explicar su historia, aunque pone de relieve que “mientras escribo esto, Dustin todavía parece inmune”.
En un texto publicado en The Hollywood Reporter, la actriz ha recordado cómo Hoffman le ayudó al principio de su carrera, cuando participó en la obra de Broadway Death of a Salesman. Lo que empezó siendo una gran oportunidad laboral se convirtió en una pesadilla para Rossetter, quien la calificó como una “experiencia horrible, desmoralizadora y abusiva en manos (literalmente) de uno de mis ídolos”.
Todo empezó con una propuesta de Hoffman para ir a una habitación de hotel que había alquilado para descansar o repasar el texto de la obra. Allí, el actor le pidió que le hiciera un masaje en la espalda y, aunque ella se puso bastante nerviosa, accedió. Pero ese fue solo el comienzo.
En una de las escenas, la actriz tenía que reírse delante de un micrófono. Justo detrás de donde se encontraba la posición del micrófono se encontraba una silla en la que Hoffman se sentaba para descansar y beber agua entre escenas. Esa posición la utilizó para poder tocar a Kathryn Rossetter y meterle la mano debajo de su vestido.
“Después del espectáculo, él estaba ocupado con el productor y el director, así que no tuve acceso a él para abordarlo”, recuerda la actriz. A partir de ahí, este comportamiento sucedió en casi todas las funciones en las que actuó, que eran de seis a ocho espectáculos semanales. Una noche, Dustin Hoffman decidió ir más allá y le metió los dedos en la vagina mientras la actriz tenía que reír delante del micrófono. “Noche tras noche fui a casa y lloré. Me retiré y me deprimí y no tuve buenas relaciones interpersonales con el elenco”.
¿Cómo podría el mismo hombre que luchó para conseguirme el trabajo, que complementó mi trabajo, que esencialmente lanzó mi carrera, que me dio el beneficio de su sabiduría como actor, cómo podría ser él también este abusador de poder sexual? ¿Estaba haciendo algo? ¿Fue por mi culpa?
El acoso sexual se convirtió en algo conocido por más personas, aunque nadie hizo nada por evitarlo. En una de las funciones, mientras Rossetter se preparaba para su número de la risa delante del micrófono, Dustin Hoffman apareció con más hombres. En ese momento, subió el forro de su vestido y lo levantó sobre su cabeza, dejando al descubierto sus pechos y su cuerpo. La actriz se perdió su escena, por lo que fue regañada por el equipo de la obra. A pesar de que en ese momento intentó contar lo sucedido, la culpa recayó sobre ella.
Cuando encontró la oportunidad, empujó a Hoffman contra la pared y le gritó: “¡Mierda! ¿Cómo te gustaría si alguien te hiciera eso antes de salir en el escenario todas las noches?”. El actor la dejó en paz, pero solo durante tres días hasta retomar de nuevo sus prácticas.
Las fotografías que demuestran los comportamientos de Dustin Hoffman fueron tomadas en esa época, cuando el actor agarraba por la cintura Rossetter pero, en el momento en el que se tomaba la instantánea, subía la mano hacia su pecho. La actriz ha guardado una de esas fotografías, en la que explica que “parece que soy cómplice del gesto. No lo fui. Jamás”.
Kathryn Rossetter consideró informar sobre estos acosos y agresiones sexuales a la Actors’ Equity Association pero le advirtieron que si lo hacía, su carrera podría correr peligro.
Años después de lo sucedido, en el 2000, la actriz escribió una obra sobre una mujer que trataba los temas de su vida personal y la relación con su madre. La trama incluía la anécdota de una fotografía publicada en la que Rossetter quería vengarse de Hoffman y, en el momento del flash, ella le ponía la mano por encima del pantalón. La imagen salió en la revista Playboy. La obra tuvo muy buena respuesta aunque, días después, recibió una llamada de Hoffman interesándose por el proyecto. “¿Quería ver el guión para que sus abogados pudieran emitir un mandamiento judicial? ¿Demandarme?”, se preguntaba Rossetter.
Por miedo a las consecuencias, dejó de trabajar en la obra y, así, Dustin Hoffman obtuvo lo que quería. El actor tuvo que afrontar las preguntas del comediante, presentador de televisión y actor británico John Oliver, quien le preguntó durante un panel de cine sobre las acusaciones de acoso. Hoffman no se tomó muy bien la pregunta y volvió a reincidir en la inocencia que ya señaló cuando surgieron las primeras acusaciones. En ese momento, la historia de Kathryn Rossetter no había salido a la luz. Hasta el momento de la publicación de este artículo, el actor no ha respondido a estas acusaciones, las cuales son de las más contundentes y fuertes desde que empezaron los escándalos de acoso en Hollywood.