La política le pasa factura a Mario Briceño Iragorry, municipio en el que más de cien mil habitantes sufren las consecuencias de la falta de recolección de desechos.
Habitantes del municipio Mario Briceño Iragorry (MBI) exigen el cese de la retaliación política que viven, desde que esa jurisdicción de Aragua optó por el cambio. Ahora sufren las consecuencias de un gobierno regional que no aporta las unidades compactadoras de basura que permitan concretar el sistema de recolección de desechos y pongan fin a la situación que causa estragos en la salud de los moradores.
Ana Verenzuela habita en el sector 8 de Caña de Azúcar, la parroquia más populosa del municipio, donde las calles se pierden entre la cantidad de basura, y el libre tránsito de los vecinos se ve coartado por la proliferación de gusanos, moscas, cucarachas, ratas, ratones y hasta zamuros que vuelan libremente en los espacios.
“Estamos cansados de esto, no es posible que el Gobernador de Aragua, Tareck el Aissami, castigue a todo un municipio simplemente porque aquí se escogió al alcalde Delson Guárate de la oposición, es una venganza política”.
Según Verenzuela, los olores nauseabundos están a cualquier hora del día, por lo que un almuerzo en familia se convirtió en una pesadilla para todos los habitantes de la localidad.
Un problema de rojos contra azules
Ana recuerda que antes de que el pueblo escogiera al alcalde opositor Guárate, gobernó la alcaldesa oficialista Belkis Porte.
“También estábamos en un basurero porque no funcionaba como debía ser el servicio de recolección de desechos, pues y que no había maquinaria”.
Durante la campaña de los candidatos que aspiraban ser alcaldes de Mario Briceño Iragorry, el oficialista Víctor Flores se comprometió a acabar con el problema de la basura.
“Hasta el Ministerio de Ambiente hizo una entrega como de cinco camiones para la basura, se pasearon por las calles del municipio, tocaron corneta, se fueron en caravana, todos los periódicos sacaron la noticia pero como el candidato del Psuv perdió, se llevaron los camiones recolectores del pueblo para otro lado y El Aissami se niega a devolverlos”.
¿Hasta cuándo la retaliación política?
Ana Verenzuela condenó que por retaliación política se someta a una epidemia a más de cien mil habitantes, porque en la alcaldía la gestión anterior no dejó camiones en buen estado para cumplir con la recolección de desechos.
Los más perjudicados son los niños de la localidad, tanto de la parroquia Caña de Azúcar como El Limón. No basta con tener que atravesar todos los días la inmundicia que permanece en la calles, sino que problemas con la aguas negras también hacen de las suyas para convertir la zona el caldo de cultivo de cualquier cantidad de enfermedades gastrointestinales.
Desde la alcaldía, se asegura que defenderán los intereses del pueblo, aunque en la exigencia de que le devuelvan las compactadora al municipio, toda las instancias le han dado la espalda e incluso una sentencia en contra por parte del Tribunal Superior Agrario de la entidad que le ordena la recolección de desechos de inmediato, así no tenga los medios como concretarlo.