playasLos caraqueños no bajaron a las playas de La Guaira a disfrutar los carnavales como es costumbre. La crisis económica reduce las opciones de entretenimiento. 

Los carnavales del año 2016 han sido atípicos para el venezolano. La tradición de viajar a las playas cercanas a Caracas ha quedado a un lado por la crisis económica.

Alquilar un toldo cuesta, al menos, 500 bolívares; una empanada de cazón, Bs. 200; un plato de pescado frito, 3000 y un frasco de frutos del mar (los conocidos vuelve a la vida, rompe colchón, siete potencias)  700 bolívares. Los vendedores indican que en comparación con el año 2015 las ventas han bajado considerablemente.

«La gente anda sin plata desde diciembre. Estos carnavales no han estado nada movidos. Nos cuesta salir de la comida», afirmó uno de ellos.

Los vendedores ambulantes de obleas, pescado, helados y accesorios explican que en un día «movido» podían hacer hasta 20 mil bolívares (dos veces el sueldo mínimo mensual de un venezolano), sin embargo, en lo que va de año el panorama ha cambiado. «La gente venía los fines de semana e igual gastaba, ahorita no. Incluso estos días de carnaval, yo diría que ha empeorado».

«Ayer (lunes) solo vendí 5 potes de vuelve a la vida, cuando lo normal eran como 20», contó Yeison en Playa Pantaleta en Vargas.

Los temporadistas en La Guaira señalan que ir a la playa es un plan económico, pero que igual implica gastos que no todos están dispuestos a realizar. «Aunque te traigas todo de tu casa tienes que pagar el toldo, el estacionamiento, el agua», dijo una encuestada y bromeó con que las festividades cayeron «muy lejos de la quincena».

La inseguridad y el tráfico son otros de los motivos por los que los caraqueños prefieren quedarse en casa.

Una familia consultada explicó que por lo general no viaja a la playa en temporada alta, pues hay mucho congestionamiento vehicular y la inseguridad aumenta. «A mí me da terror. Sobre todo por mi hija. Ha habido muchos cuentos de robos de carros. Lo mejor es no arriesgarse», dijo Claudia, de 52 años.

Los encargados de las principales terminales de Caracas han reportado una caída en las ventas de boletos de hasta 50% y los camioneteros de Gato Negro, lugar tradicional para tomar el autobús a La Guaira calculan que en comparación con el movimiento que hubo en diciembre la disminución ha sido de hasta 60%.