La falta de medicamentos para pacientes con cáncer pone en riesgo cada vez más la vida de cientos de personas.
La mañana de este miércoles en Ciudad Guayana se llevó a cabo una concentración de pacientes hemato-oncológicos, haciéndole un llamado de atención al gobierno del presidente Nicolás Maduro para aceptar la ayuda humanitaria de la comunidad internacional, ante la urgencia de contar con medicamentos para personas que padecen cáncer.
«Lo que queremos es crear conciencia que ninguno pase por lo que nosotros estamos pasando. Queremos que se avoquen a esta situación», manifestó una de las pacientes con cáncer presentes en la actividad.
Destacaron a su vez lo difícil de conseguir los medicamentos a través de los hospitales y la falta de una alternativa, en vista de no poder costearse el tratamiento de forma particular.
«Cómo, ganando sueldo mínimo, me puedo costear un medicamento que vale 1.200 dólares», expuso Carla González.
Maritza Moreno, presidenta del Colegio de Enfermeras en Guayana, destaca la triste realidad que se vive en los hospitales por la falta de medicinas, donde los pacientes con cáncer sobreviven por la ayuda de otros venezolanos y buscando los medicamentos en otros países con la colaboración de amigos y familiares.
«He conseguido medicamento porque el venezolano es muy generoso, porque si me pongo a esperar por el Seguro Social me muero. Hay un medicamento que aquí no conseguí y solo lo encontré en Colombia y cada ampolla cuesta 1.300 dólares. Lo que pedimos es que se respete el derecho a la salud», agregó Ana Acosta.
Los pacientes con cáncer exaltaron lo contemplado en el artículo 84 de la Constitución, el cual establece que «el Estado creará, ejercerá la rectoría y gestionará un sistema público nacional de carácter intersectorial, descentralizado y participativo, integrado a un sistema de seguridad social, regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración social y solidaridad», para garantizar el derecho a la salud. Sin embargo, el gobierno insiste en negar la ayuda humanitaria por considerarlo como una injerencia internacional.