Cuatro miembros de la familia Cruz Durán murieron luego de intoxicarse al consumir la yuca amarga que habían comprado en el mercado de Catia.
La yuca amarga
sigue cobrando la vida de venezolanos que por causa de la severa crisis económica, han tenido que recurrir al tubérculo para poder alimentarse. Jesús María Cruz Durán de 53 años de edad, Jonathan Steven Linares Cruz (19), Alonso Cruz Durán (65), Estela Cruz Durán (57) y una mujer identificada como Berta, quien era vecina de la familia, fallecieron por envenenamiento con la yuca amarga, un alimento que se ha vuelto común en los últimos años junto al plátano, por ser los más económicos en el mercado, ya que debido a los altos indicies de inflación, las proteínas como carnes, pollo y huevo cada día son más costosas y difíciles de adquirir para los ciudadanos.
Los fallecidos vivían en el Barrio Isaías Medina Angarita, en Propatria, una fuente del caso contó que las personas compraron la yuca el sábado de la semana pasada, en la calle Argentina de Catia.
«Compraron tres kilos de yuca por mil bolívares, porque en la casa pues no tenían nada más que comer», comentó la fuente.
Al parecer el primero en sentirse mal fue Jesús María quien fue trasladado al Hospital Periférico de Catia y murió el pasado lunes 13 a la 5 de la mañana, el martes murió Jonathan y Alonso el jueves, por su parte, Estela se sintió mal el miércoles y murió el sábado en el Hospital Pérez Carreño.
Según el personal médico, todos presentaron vómitos y fuertes dolores estomacales. La autopsia de los cuerpos determinó que murieron por intoxicación exógena por la yuca amarga.
Cabe resaltar que en la vivienda donde se produjo el deceso habitan 22 personas, en total de cuatro familias, lo que refleja lo dificultoso que puede ser actualmente para un círculo familiar, poder comprar los alimentos básicos.
Este caso se suma a las muertes que se han producido a causa del hambre que vive el pueblo de Venezuela, que ante la grave escasez de rubros aunado a la pérdida progresiva del poder adquisitivo, se ven obligados a subsistir de cualquier manera, comiendo lo que consigan y lo que les alcance comprar con los bolívares fuertes que cada día son más débiles porque no tienen el valor necesario para cubrir los gastos de las familias venezolanas.