Haciendo una analogía, si se quiere absurda como este Gobierno, de Marcelino pan y vino con lo que está sucediendo en el país, podríamos decir que así como la historia de este huerfanito toca sutilmente el tema de la muerte, Nicolás Maduro ha dejado ver claramente este tema sin reparo alguno.
En Marcelino pan y vino, el niño hablaba con un Cristo que toma vida para comunicarse con él, Nicolás Maduro se comunica con un pajarito o cualquier bicho que se le interpone en el camino y le da consejos, todos erráticos por cierto.
Marcelino roba pan y vino para llevárselos al Cristo, Nico roba las panaderías enteras para entregárselas a negligentes que una vez más acabarán destruyendo otros de nuestros rubros.
Marcelino tiene a su madre en el cielo, y es tanto el amor que siente por ella que lo que más desea es estar a su lado, Maduro también tiene a su madre en el cielo y a su comandante galáctico (bueno si le dejaron entrar), pero lo que más desea es que los venezolanos vayan y los visiten por él.
Con el robo fraguado a varias panaderías, porque no se puede llamar de otra manera, nos queda cada vez más transparente la nulidad de la democracia en Venezuela. Llegar a un establecimiento privado, propiedad de personas que con esfuerzo y trabajo han logrado emprender su negocio por más de cuatro décadas y con el abuso de autoridad se lo arrebaten por no tener materia prima, es totalmente despótico.
Muchos han sido los extranjeros en nuestro país víctimas de las hostilidades tanto de Chávez como de Maduro. Ellos llegaron a Venezuela con esperanzas, huyendo de guerras y pobrezas, se establecieron, se adaptaron, trabajaron para mantener a sus familias, crearon empresas, negocios que se han convertido en el oficio de sus hijos, jamás imaginaron como muchos de nosotros, que esto les iba a pasar.
Entre llantos hablan de tener que salir del país, ¿más?, sí, más son los que están preparando sus maletas con el alma destrozada porque el país que una vez los acogió se lo está tragando un tirano. Tienen que salir como llegaron, sin nada, Marcelino pan y vino para quedarse ¡Pero lo expropiaron!
-Bueno, como les digo, si quieren se ponen de acuerdo Uds., pero yo no quiero intervenir. Les confieso que estoy extremadamente triste, no sé qué hacer para soportar esto. Es muy duro para mí, perder nuestro negocio y a estas alturas después de 40 años en este país, ver partir a mis hijos.
-Te comprendo Marcelina yo le he vivido en carne propia y ni el tiempo es capaz de aminorar la situación, es muy duro.
-Querida Prima
Muchas cosas te pudiera decir….
Desde hace casi tres años he tenido a mi querida Hija Carla lejos y aunque la veo… Separarte de un hijo a los 18 años es muy fuerte….
-El primer año fue desesperante…
Contaba las horas en el día para hablar con ella en la noche… Y todavía las cuento pero ya más tranquila. Mi Paz la he conseguido con la ayuda se Dios… Y el ver que ella está encontrando Su Meta anhelada, aunque fuera de su amada Venezuela.
-Las personas las pierdes cuando Las Olvidas… Y sé que eso NUNCA pasará… Y estén donde estén nuestros hijos, nos traerá a todos nosotros sus alegrías.
-Como me dijo mi hija
Mamá estar aquí sola es muy difícil pero sé que ESTARÁS A MI LADO SIEMPRE.
Esas palabras me ayudaron y me dieron mucha fuerza, fortaleza para seguir apoyándola moralmente.
Ahora se me fue Carolina igualmente a sus 18 años, y yo solo me pregunto ¡¿por qué?!
La única respuesta que tengo, es que está buscando su porvenir y yo estoy aquí para ayudarla.
Así que querida prima, yo sé que tú puedes. ¡Los desgraciados de este gobierno lo pagaran!
¡Vamos Fortaleza! que donde estén estarán Juntos Siempre.
TQM
-Guao tus palabras me llegaron, son alentadoras muy bonitas, de solo pensar cuando le toque a mi hijo irse a otro país se me pone el corazón chiquito. Efectivamente, tenemos que ser fuerte, Marcelina, tú y Manolo siempre han sido muy valientes.
-¡Gracias a todos por sus bellas palabras! Sé que tengo que salir adelante, y si esto está pasando es para algo mejor. Es verdad lo que dice Fátima, la fortaleza de María es impresionante, ojalá yo logre obtenerla. Enrique, tú también pasaste por la ida de tu querido hermano por la misma razón que se van mis hijos, nos quedamos sin nada, en fin, nunca me imaginé ser una ítalo/venezolana más que despide a sus seres queridos. Dios quiera que algún día en este país se haga justicia, porque ahorita soy yo, pero todos los días y a cada hora se va un venezolano más, y tengo que agradecer que sea para otro país y no para el cielo.
-Si Podrás… Marcelina ellos van a estar con sus primos, que se fueron hace unos años y lo han logrado. Así que estará con algunos de su familia, con quienes compartieron desde pequeño. Así q hagamos lo posible para darle mucha fortaleza, porque para ellos es muy importante la fuerza de su familia que tanto les cuesta dejar aquí por culpa de esta maldita revolución chavista.
Otra victoria de los rojitos, la diáspora masiva y otra empresa que desaparecerá, adiós al pan en cualquiera de sus presentaciones, al final con todo el desparpajo irracional y las acciones proselitistas que ya no calan en el pueblo, absolutamente todos los involucrados con este gobierno facineroso, también perderán su pan de piquito. Marcelino pan y vino para quedarse, algún día se quedará, en un país con un cambio radical.