Si en Tumeremo hubiesen tenido que pedir permiso al gobernador de Bolívar para protestar el asesinato de 28 mineros, nadie se habría enterado de esa masacre.
En efecto, a principios de 2014 el estudiantado llenó las calles protestando la inseguridad en las universidades y después la represión de la Guardia Nacional, del Sebin y la que le encargaban a los colectivos.
El gobierno, en vez de atender esas quejas ordenó al Tribunal Supremo de Justicia declarar delincuentes a los manifestantes. Así fue como la Sala Constitucional, violando la Constitución que permite manifestar pacíficamente sin ninguna restricción y sólo participando a las autoridades, decretó que había que pedir permiso en lo sucesivo y quien no lo hiciera estaría al margen de la ley.
Pasándole por encima a ese mamotreto, mujeres, viejos y jóvenes de Tumeremo, salieron a las calles para reclamar los cuerpos de mineros asesinados por mafiosos que han hecho del estado Bolívar su guarida. Mafias de oro, de aluminio, de la cabilla, del hierro, mafias sindicales. Así se mueven las cosas en Guayana.
El valiente y consecuente diputado Américo De Grazia ha denunciado que no menos de 21 asesinatos masivos han ocurrido en los últimos años en Guayana.
Pero nadie investiga. Nadie mueve un dedo contra esas organizaciones de criminales. Todas las policías y las fuerzas militares tienen domicilio y hasta se jactan de tener poder en la zona. Con todo y eso, “el topo” se mueve a sus anchas. Lo mismo, “el guancho”, “el colombo” y el “gordo Bayón” antes de que lo mataran saliendo de una reunión en Miraflores.
Modestas policías municipales han sido intervenidas por hechos menores. ¿Qué habría que hacer con todos estos cuerpos negligentes a los que el sentido común percibe como cómplices de esa sucia maraña que se teje en Guayana?
La Fiscalía, tan activa en encarcelar estudiantes inocentes y políticos de oposición, está calladita, modosa, pendiente de las instrucciones de los que mandan en este autodenominado gobierno militar-cívico.
Entonces seguirá esperando para acusar a alguien porque el militar que más manda en esa zona, el verdadero jefe, el gobernador Rangel Gómez, presuroso declaró que por allá no pasaba nada, que eran acusaciones de politiqueros irresponsables.
¿Estaría desinformado o acaso lo sabía todo?
@claudioefermin @claudiocontigo