En el hospital de Guayana un neonato llegó al mundo a oscuras, debido a un corte de luz inesperado.
Desde un principio se dijo que el racionamiento eléctrico no aplicaba a hospitales y clínicas, menos si se trata del área de emergencia. En teoría, esta última área no recibe cortes de luz programados, pero en un hospital de Guayana, específicamente el Uyapar en Puerto Ordaz, se presentó una situación anormal, justamente por un corte eléctrico que no estaba previsto, que nunca debió pasar.
Ni la doctora ni las enfermeras que tuvieron que ingeniárselas para atender las emergencias en medio de la oscuridad quieren revelar su identidad, apenas con temor se atreven a afirmar que en efecto sí ocurrió. En pleno parto se fue la luz en el hospital y tuvieron que atender al recién nacido usando teléfonos celulares para alumbrar la sala.
“Fue justo cuando atendíamos un parto, fue casi al final, la sala quedó a oscuras. Entre todos ayudaron para alumbrar con los teléfonos, una compañera se encargó de tomar la foto para que quedara registro de ello y poder difundirlo”, dijo un galeno.
Nadie quiere revelar su identidad por temor a que los despidan de su trabajo en el hospital de Guayana, pues tienen terminantemente prohibido ofrecer algún tipo de información a la prensa, menos si se trata de caso grave como este. El corte de luz no fue por mucho tiempo, pero una doctora mencionó que pudo ser peor y poner en riesgo la vida de muchos pacientes, más si estos eran atendidos en alguna operación.
En el hospital Raúl Leoni en Guaiparo y la Maternidad Negra Hipólita, ambos en San Félix, igual han tenido problemas con la electricidad, no por racionamiento eléctrico, pero parte de sus instalaciones carecen de un alumbrado óptimo, eso sin contar con la falta de agua, medicamentos e insumos médicos para atender a los pacientes.
Todos afectados
Los inconvenientes eléctricos no solo han sido en el hospital de Puerto Ordaz, en Valera también se reportó un caso similar en quirófano, porque de la nada el centro de salud pública quedó sin luz, tratándose de instituciones que por nada del mundo deberían enfrentar este tipo de inconvenientes que pone en riesgo la vida de cientos de ciudadanos que allí reciben atención médica.
El uso de plantas eléctricas es obligatorio, pero estas no abastecen suficientemente para todos los requerimientos, menos para el aire acondicionado, que de por sí no funciona, ni en el área de recién nacidos, poniendo en riesgo la vida de los neonatos.
Las clínicas privadas tampoco se han salvado, al menos en las áreas de consulta, el resto funcionan con plantas eléctricas. Los pacientes han manifestado sus quejas, no solo por lo que implica ser atendidos en emergencias, sino por los inconvenientes y retrasos para consultas de rutinas, muchas que pueden terminar en una emergencia.
“He tenido que reprogramar una cita según el horario en que pueden y no el que yo tenga disponible, primero tengo que preguntar qué día y a qué hora se les va la luz para poder pedir mi cita y estar segura de que me van a atender”, manifestó María Venditti, paciente.
Víctimas de la crisis hospitalaria
Son muchos los que han perdido la vida, bien porque no hay medicamento, insumos o no pueden ser atendidos porque ni siquiera hay cama o la sala de terapia intensiva está disponible.
La crisis ha llegado a un punto de que se intenta ocultar a toda costa lo que ocurre dentro de los hospitales, que son custodiados por milicianos no netamente por un tema de seguridad, sino para restringir la entrada de periodistas.
Los familiares a veces temen hacer las denuncias. Recientemente un medio regional dio a conocer el deceso de una joven por lo delicado de embarazo y la atención tardía por falta de insumos. La familia temía que el caso siguiera saliendo en prensa por miedo a que la sacaran de terapia intensiva. Incluso, tras su muerte, el acta de defunción fue entregada bajo la condición de que no se expusiera ante los medios de comunicación por tratarse de una “muerte delicada”.