Segunda entrega de la Trilogía Golpista del periodista cordobés Julio Merino González, acerca de cómo han sido los Golpes de Estado que ha vivido la democracia española.
EL “GOLPE DE GOBIERNO”
Digamos de entrada que un “Golpe de Gobierno” es aquel que un grupo de personas, civiles o militares, da para cambiar al Presidente del Gobierno y las políticas de su Programa. Y eso fue lo que sucedió el famoso “23-F” de 1981.
Veamos. El 23 de febrero de 1981 un grupo de militares, con el Teniente Coronel Tejero al frente, toma el Congreso y, sin derramamiento de sangre y durante unas horas, mantiene retenidos al Gobierno en pleno y a los miembros del Congreso, que en aquellos momentos estaban votando la elección de un nuevo presidente del Gobierno por la dimisión del Presidente don Adolfo Suarez.
En teoría, y así pasaría a la historia, aquello era un “Golpe de Estado”. Sin embargo, no se tuvo ni se ha tenido en cuenta que los “golpistas” no pretendían cambiar la forma del Estado, o sea la Monarquía, ya que, incluso, llegaron a decir, que lo hacían “EN NOMBRE DEL REY”. Lo que pretendían, y eso es lo que se ocultó entonces y se ha seguido ocultando, fue otra cosa, ya que sus objetivos eran otros. Estos:
OBJETIVOS NUEVO GOBIERNO
1. Acabar con el «pasteleo político» en el que ha caído Suárez para mantener la Presidencia. 2. Acabar con el terrorismo de ETA y cualquier terrorismo. 3. Reconducir el disparate de las 17 Autonomías y reorganizar la Administración del Estado. 4. Acabar con los separatismos y defender a ultranza la Unidad de España… y 5. Acabar con la corrupción que ya mina la Administración, los Partidos y hasta los Sindicatos.
En realidad era el “Plan B” del General Armada (el “Plan A” era, como se sabe, la “Moción de censura” que Armada había consensuado con los socialistas, en las reuniones que el General había mantenido con el socialista Enrique Múgica, en ese momento Presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, la primera en casa del Alcalde de Lérida, Antonio Ciurana, y otras dos en Madrid), que puso en marcha al fallarle su “Plan A”, el de la “moción de censura” de Suárez.
Según este “Plan B” Tejero tomaría el congreso y ante una situación de violencia tal, Armada se presentaría, como Segundo Jefe del Alto Estado Mayor del Ejército, y allí, como solución al gravísimo problema planteado, el PSOE, secundado por otros grupos políticos de la Cámara, se propondría como nuevo Presidente del Gobierno. Todo dentro de la Constitución y siguiendo ésta, si la propuesta había obtenido mayoría absoluta, el presidente de las Cortes, a la sazón Landelino Lavilla, iría al Palacio de la Zarzuela para la aprobación del Rey. Naturalmente, antes de empezar siquiera la votación, Tejero y sus Guardias Civiles, habrían abandonado el Congreso y puesto fin al acto violento.
Pues bien, esto fue lo que fracasó aquella noche. ¿Y por qué? Por dos cosas: la primera porque Tejero no aceptó la propuesta de Gobierno de Concentración que le hizo el General Armada y no le dejó entrar en el Hemiciclo, donde se celebraba el Pleno para exponer su plan. Aunque sí había aceptado, o al menos conocido, los objetivos del nuevo Gobierno (así me lo manifestó el general Milans del Bosch, en una de las varias reuniones que mantuve con él cuando nos hizo el prólogo de “Jaque al Rey”, obra que publicamos conjuntamente Santiago Segura, que era su defensor ante los Tribunales, y yo en 1983).
Y la segunda, porque Sabino se opuso, y no una sino varias veces, a que Armada se trasladara a la Zarzuela para “explicarle a S.M. lo que está pasando en las Cortes y la gravedad de la situación”, cuando ya el Rey le había autorizado… y eso sin saber Sabino que la presencia de Armada en la Zarzuela era como una “señal” para que los Capitanes Generales que estaban de acuerdo (todos menos el de Canarias) y el General Jefe de la Acorazada dieran el paso al frente con Milans en cabeza.
Y esto es lo que demuestra que el “golpe” del “23-F” no fue un “Golpe de Estado”, sino un “Golpe de Gobierno”, ya que los golpistas no pretendían cambiar la
forma del Estado, sino cargarse al desprestigiado Suárez y la política que estaba llevando a España al precipicio y a la ruptura de la Unidad Nacional.
¿Así que cómo puede llamarse “Golpe de Estado” al “23-F” si los responsables mantenían al Rey, la Monarquía como forma de Estado y la Constitución de 1978?
Resulta gracioso pensar, sólo pensar, que el “23-F” no triunfó porque Sabino lo impidió en la Zarzuela (al evitar la presencia de Armada al lado del Rey) y Tejero en el Congreso (al no permitir que Armada expusiera ante el Pleno su “Plan B” con un Gobierno de Concentración). Y no me resisto a reproducir lo que le dijo el General Armada a Sabino el día que este fue a visitarle al Hospital Universitario de Getafe, donde había sido intervenido quirúrgicamente. Según Sabino nada más entrar en la habitación Armada se incorporó un poco en la cama y alargo su mano hacia él en plan acusatorio: “Tú tienes la culpa de lo que me ha pasado y de que esté en la cárcel”