Clap Venezuela método de dominación al pueblo La aplicación de los Clap en Venezuela deja en evidencia el fracaso del gobierno frente a las políticas alimentarias y su gran similitud con las tarjetas de racionamiento cubanas.

Las colas se incrementan en el país y a pesar del clamor del pueblo hacia el gobierno para iniciar una política que genere mayor producción interna, este responde con la aplicación de los Clap en Venezuela, una propuesta que permite a ciertos sectores de la población, acceder a los alimentos de primera necesidad.

Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), fueron establecidos desde mediados del pasado año y su principal función estaría en el corazón de las industrias existentes en el país para impulsar la generación de alimentos. Hoy, ante el fracaso del gobierno por la escasez y el deterioro de la industria, estos pasaron a tomar labores de distribución.

En los actuales momentos, el país se muestra seriamente convulsionado por el tema de los alimentos. Cada vez son más las medidas anárquicas de la población en búsqueda de algo para comer. El ejecutivo con el paso de los días se muestra indefenso y con poca iniciativa para encontrar salidas a la situación.

“Estadísticas reflejan durante la última semana del mes de mayo un total de 173 disturbios por hambre. Cada 24 horas se producen en promedio 10 intentos de saqueos en todo el país, recientemente tuvimos hechos irregulares en Boca de Uchire y Úrica, donde la población enardecida tomó acciones en contra de establecimientos buscando alimentos” explica Omar González Moreno diputado por el estado Anzoátegui en la Asamblea Nacional.

Entrega discriminatoria

A pesar de las cifras que exhibe el gobierno nacional, donde millones de toneladas han sido distribuidas en el país y cerca de 150 mil han sido entregadas a diversas familias del estado Anzoátegui, la realidad es que no todos los miembros de la comunidad reciben la “bolsa”, relaciones de afecto, familiares y políticas están inmersas para ser beneficiados por la iniciativa.

“Aquí en la comunidad han venido a censar, pero aún no han traído la bolsa. Sin embargo no todos los vecinos fueron censados, muchos expresan que por su casa no pasaron, pero saben que ellos no están de acuerdo con este gobierno” indicó Adelis Marín, habitante de la urbanización Los Totumos ubicada en Barcelona.

Igual situación se vive en el sector José Antonio Anzoátegui, mejor conocido como Molorca por su cercanía con los silos que administraban (en otros tiempos) el trigo de la industria pastificia del estado. Allí son constantes las denuncias por parte de familias que no reciben el beneficio al ser señalados como “escuálidos”.

“Lamentablemente, el gobierno centra su política en dividir cada vez más a la población. Esa entrega de comida es un acto discriminatorio, hay que imaginarse cómo se sentirá un vecino que tiene hambre, que padece los mismos problemas y observa como al lado están los alimentos y en su casa no” destaca Miguel Arismendi diputado regional por el partido Acción Democrática

Error gubernamental

Desde que se acentuó la escasez de alimentos y demás productos de primera necesidad, el gobierno que lidera Nicolás Maduro ha establecido diversas normativas para ocultar la situación. El resultado es que desde hace más de tres años la presencia de personas en colas afuera de los establecimientos ha ido en aumento al mismo ritmo de aquellas que se dedican a la comercialización de manera informal de esos rubros.

“El hecho que un gobierno se atreva a pensar que llevando una bolsa de comida a las comunidades  va a cambiar el sentimiento del pueblo, lo único que demuestra es el desprecio por los venezolanos. Aquí el ejecutivo mantiene la política de no producir y controlarlo todo y ello ha llevado al país a una de sus peores crisis” manifiesta Francisco Abad Secretario General de Alianza Bravo Pueblo.

A medida que los Clap en Venezuela avanzan, también se presentan las irregularidades. Si bien es cierto que la entrega de alimentos se haría de acuerdo a un estudio de las familias y basados en una dieta balanceada para un tiempo determinado, lo cierto es que en muchas partes la misma no cumple con los requerimientos nutricionales necesarios a su vez que no llega de manera completa.

“Aquí entregaron un aceite, dos kilos de caraotas y uno de arroz, pero eso no nos alcanza para mucho si acaso para una semana” afirmó América García habitante de Molorca.