Seguridad

Los linchamientos en Venezuela se viven a diario y en Residencias La Churuata implementan este mecanismo de «seguridad»a todo delincuente capturado.

Ante la falta de actuación oportuna de los cuerpos de seguridad y el hampa desatada, los linchamientos en Venezuela están a la orden del día, por lo que todo ladrón que sea hallado en flagrancia pasa es linchado. Esta es la política de seguridad y justicia que están tomando por sus propias manos los ciudadanos en todo el país, muy a pesar de los derechos humanos y de las leyes, su argumento es que los organismos competentes no hacen nada y la inseguridad cada día los agobia más.

La política de los linchamientos en Venezuela es un reflejo de la pérdida de legitimidad de los cuerpos policiales y la falta de gobernabilidad.

En Ciudad Guayana, desde el año pasado se han venido incrementando los linchamientos; en lo que va de año se han registrado al menos seis casos significantes, el último de ellos dejando muy mal heridos a tres ladrones que robaban cauchos en el estacionamiento de Residencias La Churuata, comunidad que se ha organizado para establecer su propio sistema de seguridad.

En esta urbanización, frecuentemente capturan in fraganti a algún delincuente, en cuatro oportunidades los vecinos enardecidos han tratado de linchar a los delincuentes, en una ausencia prolongada de los cuerpos de seguridad.

“Los vecinos formaron una cuadrilla, suben a las azoteas y desde allí hacen guardias en la madrugada, para cantar los robos. Desde ese operativo es que se han agarrado a la mayoría de los delincuentes que casi siempre vienen a robarse piezas de los vehículos del estacionamiento”, relató una vecina que prefirió no identificarse, pero que llamaremos María.

De los cuatro intentos de linchamientos, el primero fue en enero de 2015; un ladrón proveniente del sector Toro Muerto en Puerto Ordaz intentó robar a una joven, otro grupo de jóvenes se dieron cuenta y entre ellos sometieron al delincuente.

Luego, unos dos meses después, vino el caso de un funcionario que vive en la zona, a quien presuntamente le iban a robar su armamento. Los vecinos arremetieron contra los delincuentes y fueron entregados a los funcionarios del Centro de Coordinación Policial Los Olivos.

En noviembre de 2015 dos sujetos fueron capturados hurtando carros en el estacionamiento. Junto a ellos capturaron a una muchacha que en principio alegaba que había sido raptada, hasta que confesó que andaba con ellos, pero por ser mujer no arremetieron contra ella.

“Los vecinos estamos cansados de los constantes robos en la urbanización, no hay seguridad”, comentó otra vecina.

Sin defensa oficial suben los linchamientos en Venezuela

Los vecinos de La Churuata alegan que continuará las represalias contra los delincuentes, alegando que ni la Policía, Guardia Nacional, Patrulleros de Caroní o cualquier otro organismo de seguridad toma acciones al respecto: “Muchas veces hemos llamado a la policía, los malandros están allí, y ellos llegan 40 minutos después”, agrega María.

A la falta de atención policial se suma los estragos de los racionamientos eléctricos en horas de la madrugada, que han favorecido a la delincuencia en la zona.

A través de gritos, con megáfonos o cacerolas, los vecinos avisan al resto cuando hallan a algún delincuente.

“De 12:00 am a 4:00 am los robos se incrementaron, a pesar de que los vecinos de guardia casi no duermen (…) cuatro vecinos bajan hasta el estacionamiento para vigilar, pero eso es una zozobra, no es posible que uno mismo tenga que estar pendiente por la falta de patrullaje”.

La semana pasada fueron gravemente heridos tres sujetos que robaban cauchos a los vehículos del estacionamiento de Residencias La Churuata en Puerto Ordaz, siendo trasladados por el servicio de Emergencias 1-7-1 hasta el Hospital Uyapar, presentando fuertes contusiones.

Otros casos se han registrados en residencias Kamarata, en el sector Villa Asia en Puerto Ordaz, mientras que otros dos delincuentes fueron capturados en San Félix, específicamente en el sector Ciudad Bendita, cuyos vecinos les colocaron cauchos encima, los rociaron con gasolina y prendieron fuego. Al momento en que llegaron los funcionarios policiales, ambos sujetos habían fallecido.