Luego de que su salud se viera afectada por un cáncer, el llamado «líder de la revolución», Hugo Chávez, en su última alocución de diciembre del año 2012 pidió a todos los venezolanos votar por Nicolás Maduro.
La enfermedad que acabó con su vida, hizo que Chávez tuviera que correr en la busquedad del mejor candidato que ocupara el puesto que tuvo por 14 años, alguien que no estuviera, en ese entonces, inmerso en escándalos de corrupción, frente a un repertorio de funcionarios que ninguno tenía preparación para ocupar el cargo.
Allí nombran a quien sería «su hijo», Nicolás Maduro, el conductor de autobús de 51 años quien fungía como vicepresidente del país, un hombre que no sonaba en las bocas de los venezolanos pero que si era conocido en la comunidad internacional debido a su cargo diplomático.
Con 7.505.338 de los votos «el hijo de Chávez logró la victoria», frente a su rival, Henrique Capriles quien obtuvo 234.938 electores menos que el candidato oficialista, cifra que daría inicio al caos del país, algo que no se imaginaban los venezolanos.
El 19 de abril de 2013 frente a Diosdado Cabello, entonces presidente de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro se juramentó como primer mandatario de Venezuela, frente a 61 representantes diplomáticos, entre los que destacan: Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), Dilma Rousseff (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua), Evo Morales (Bolivia) y Raúl Castro (Cuba), todos envueltos en la actualidad en escándalos de corrupción.
En esa fecha, momento en que se conmemoraba el día de la Independencia venezolana, Maduro pronunció estas palabras: “Juro por el pueblo entero de Venezuela, por la memoria eterna del Comandante Supremo que cumpliré y haré cumplir la Constitución y las leyes de la República en todo lo inherente al cargo de Presidente».
Esas palabras quedaron en el aire, desde el momento de su mandato Nicolás Maduro no ha respetado la Constitución del país y ha violado sus artículos quedando en la historia como un dictador.
El 2014 fue el año en que el pueblo venezolano vio el inicio de la represión, miles de personas salieron a protestar contra el gobierno de Maduro, augurando que de mantenerse en el poder crecería la inflación, escasez de alimentos, delincuencia, impunidad y persecusión.
Presos políticos, inhabilitaciones y exilio forzoso, tuvieron que sufrir los dirigentes de la oposición, quienes en la actualidad continúan padeciendo violaciones a sus derechos políticos y humanos.
En el 2014 al menos 43 personas murieron en medio de manifestaciones antigubernamentales, cifra que fue incrementando. En el 2015 hubo 2 muertes. En el 2016 la represión acabo con la vida de 7 personas. En el 2017, los más de 100 días de protestas dejaron 157 muertos, 3.000 heridos y 2.977 detenidos.
Delitos que se encuentran engavetados en algún archivero del Ministerio Público olvidado, pese a que durante su juramentación Maduro prometió que «no existiría la impunidad».
Al primer madatario parece no recordar su promesa de incrementar la economía, dado que los índices de inflación y devaluación han incrementado, frente a la producción nacional que disminuye debido a la falta de inversión, expropiaciones e ineficiencia del Estado.
Este 20 de mayo de 2018, día de los comicios presidenciales, Nicolás Maduro aspira perpetuarse en el poder prometiendo lo que no ha cumplido en sus cinco años de mandato. Pese a, según denuncias, tener los resultados finales que lo dan como ganador, se asegura de obtener «votos» prometiendo beneficios que tentan al venezolano crédulo de su promesa ante la escasez de alimentos.
Aunque encuestas afirman que la abstención será la protagonista de los comicios, dirigentes de la oposición refuerzan el llamado a no salir a votar y dejar las calles vacías con el fin de no legitimar el «fraude electoral».
En la mente de los venezolanos quedan los recuerdos de una Venezuela llena de «libertad», donde el problema de quienes la habitaban rondaba en planear las «vacaciones».
Ahora queda en manos de los electores continuar «con el legado» o marcar la diferencia y mostrarse en desobediciencia.
Redacción Betzimar Carballo y Andrés Landa
@Betzimar17
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