Ciudad Guayana, la urbe más joven de Venezuela, con 52 años de fundada, todavía cuenta con uno de los medios de transporte público más denigrantes. Las perreras, como se les llama, obedece al tipo de camioneta empleada para dar este servicio, que se asemeja justamente a las usadas para recoger perros vagabundos o abandonados. Mucho se ha intentado sacarlas de circulación por medidas de seguridad, pero las unidades de autobuses habilitadas resultan insuficientes.
“A las 5:00 pm salgo del trabajo, y el transporte de la empresa me deja en Alta Vista (zona ubicada en el centro de Puerto Ordaz). A esa hora las paradas no se entienden de tanta gente que hay; ahora por lo menos nos organizamos haciendo cola, pero más de una vez me ha tocado estar hasta las 7:00 pm y no pasan buses o van muy full”, cuenta Ezio Bracamontes, trabajador del sector construcción.
Su destino final es El Caimito, a unos 15 minutos de Alta Vista. Ir en autobús no resulta lo más seguro para los ciudadanos, pues a esas horas viajan con los mismos riesgos de que las unidades rebasen su límite de pasajeros.
“No me gusta viajar en ‘perrera’ porque esas camionetas están que no dan para más, pero varias veces me ha tocado tomarlas por necesidad. No es sólo que me roben porque ahorita te roban en autobús, taxis, carros por puesto y hasta cuando vas caminando, sino que creo que en cualquier momento se puede desarmar o que se le vayan los frenos, y justamente a mí me toque ir guindado en la parte de atrás de la camioneta”, agrega Bracamontes.
Fatídicos accidentes
Hablar de “perreras” trae a la memoria de los guayaneses dos fatídicos accidentes. El primero fue el 19 de julio de 2009, cuando una de estas se precipitó al río Caroní, mientras cruzaba el puente que conecta a San Félix y Puerto Ordaz, dejando un saldo de 15 personas fallecidas y cinco heridas.
El segundo fue el 5 de agosto de 2014. Un vehículo particular impactó por detrás a una “perrera”. La camioneta estaba cargando pasajeros al momento del impacto, 13 personas resultaron heridas y un señor de 54 años perdió la vida, al no resistir la intervención quirúrgica a la que fue sometido por el desprendimiento de sus piernas.
La sustitución definitiva de las perreras fue prometida para 2015, pero a la fecha no han dejado de circular.