Después de un largo trayecto, recorrido de ida y espera de vuelta… Los chamos escriben a sus papis para preguntarles si han llegado. ‘Si mi amor. Bendición. Ya estamos acá tu mami y yo’. Ya verás como pronto nos vemos. Ella ha olvidado pegar una póliza en el papel para que se vea que viene a pasar quince días de vacaciones…
En Asturias, en España, los GALLEGOS… en los años cincuenta de hambre, poco pan y mucho fútbol –rezaba la canción-, -el último que apague la luz-. Y salimos hacia Venezuela. En Tenerife echas un corcho al mar y llega al caribe venezolano. Allí llegaron de todo orden y condición, y la condición era saber si querías las hallacas de pollo o de ternera. Y, nos abrieron sus puertas, y dieron calor, comida, amor y cobijo a tantas y tantas familias españolas… El desarrollo en Venezuela era cien veces el que se vivía en España. Allí, gracias al gringo, tenían de todo, de lo que aquí ni se soñaba. Y nos recogieron, ayudaron, aceptaron. Nos quieren. Vienen a vernos y les damos la espalda. No soy tu hermano, pero podría serlo. Me siento más cerca de ellos que del resto de los que sufren, sé que es muy egoísta, pero al que llora en español le entiendo desde la piel de mi viejo corazón.
De allí, de mi amada Venezuela han salido más de un millón y medio de almas, ilusiones, repartidos por todo el mundo, estamos en Australia, en sus antípodas, en el Ártico y el Antártico, en Alemania, Dubai, Suiza, Francia, Italia… y como no en España. Y todos hablamos lo mismo y de lo mismo. Cuánto ha subido la cesta de la compra, cómo está el cartón de huevos, que el pollo ni con escopeta, que el hambre, la pena, la desidia se ha adueñado trágicamente de nuestra Venezuela. Y, los que hacemos elcorreodelorinoco.com hemos decidido con la autorización expresa del gran Tomás Páez, actualizar nuestro periódico y dirigirlo hacia la DIÁSPORA. Ponemos en marcha una radio a través de podcast para que se sepa lo que hacemos. Y mientras lucharemos por la LIBERTAD de un PUEBLO que no merece estar gobernado por estos cretinos.