Aunque miles de kilómetros la separan de su Caracas natal desde hace 12 años, Miroslava G Mejicano sigue desde Madrid la hoja de ruta para alcanzar la democracia de Venezuela, por la que empezó a luchar desde la instauración del régimen de Chávez.
Se define a sí mismo como una mujer valiente, con ganas, fuerza y honestidad. En su hoja de ruta siempre ha estado marcada la vía para llegar a la Venezuela llena de habitantes que han recuperado la conciencia y la esencia que la ha caracterizado la mayor parte de su historia.
Miroslava G. Mejicano es una de esas tantas mujeres venezolanas empeñadas en demostrarle al mundo que la Venezuela actual nunca debió llegar al punto en el que se encuentra. Aunque ya no reside en su país, en el que nació, se crió, se educó y en el que tuvo dos hijos, lucho en esa Tierra de Gracias en la ONG Mujeres por Venezuela, alzando su voz de protesta contra el régimen del expresidente Hugo Chávez.
«Siempre me ha atraído mucho la política y cuando comencé a estudiar derecho, comprendí que la sociedad muchas es veces es responsable de los vicios de un país».
Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Santa María y al compaginaba su carrara haciendo tareas de labor social en comunidades desasistidas en Caracas y Valencia “sin retribución monetaria alguna, pero si emocional”.
“El sentimiento de querer ayudar a la gente lo descubrí desde muy jovencita, hacía labor social para los más necesitados de barrios cercanos al liceo donde termine el bachillerato. Allí aprendí a tener más empatía por la gente que no tenía las condiciones idóneas para vivir, no podía concebir que en un país en el que se movía tanto dinero, hubiera dentro de la ciudad casas de cartón piedra y techos de zinc”.
Miroslava cuenta que al llegar esta nueva “revolución” política al país, se llenó de pánico, al ver cómo una persona se dirigía al país cargada de odio y resentimiento, que luego le fue transferido al pueblo. Por esta razón decidió trabajar para recuperar la Venezuela sin divisiones sociales, donde un color o sector político no prevalecían ante una relación de hermandad y cordialidad.
“Empecé una lucha, una que ya otros por supuesto habían iniciado, la de cooperación, unión, paz y reconstrucción. Todo se ha ido a pique, con lo cual mi lucha ahora es mayor, escribo sin tapujos, nada rebuscado, para que me puedan entender, ya que otra de las obras de esa revolución ha sido sembrar la ignorancia en un pueblo que a hace 17 años poseía más verborrea e interés por la cultura”.
Dejó Venezuela porque no lo veía como el país ideal para educar a sus dos hijos varones, pues el temor a que fueran víctimas de la delincuencia en el país era muy alta. Desde España su hoja de ruta hacia la mejor Venezuela continúa. Actualmente tiene una columna de opinión en elcorreodelorinoco.com y recientemente acaba de inaugurar un restaurante familiar de comida venezolana y latinoamericana en Palma de Mallorca.
“Mi lucha pero más que nada mis esperanzas están fijadas en lograr que Venezuela recupere la conciencia y la escénica de lo que éramos. Así como yo he tenido que comenzar de cero teniéndolo todo, no me importó hacer lo que fuera necesario dentro de los principios morales y de buenas costumbres que me inculcaron, para salir adelante con trabajo y sacrificios, así igualmente quiero que el pueblo de Venezuela, se llene de valor para enfrentar nuevos retos y terminar de una vez por todas con personas que solo quieren el poder para su bien personal”.