La empanada ha pasado a ser un lujo para el paladar, no solo por su alto costo debido a la inflación, sino porque los ingredientes para hacerlas no se se consiguen en Venezuela.
Una empanada es un lujo o lo mismo que una oda a los alimentos que no se consiguen: harina de maíz, carne, pollo o queso. En Venezuela el tradicional desayuno que compite con la arepa, se puso cuesta arriba para el bolsillo de los comensales, debido a la galopante inflación, y en una lucha constante para quienes la comercializan, porque no es nada fácil mantener el negocio.
Los precios oscilan entre 140 bolívares y 280, dependiendo del lugar donde se adquieran. En un local comercial legalmente establecido con 20 empleados, mesas, aire acondicionado, salsas de diferentes tipos para acompañar la empanada, la más
“Hoy comimos empanadas porque no nos quedó más remedio, pero ya esto es un lujo que podemos hacer una vez a la cuaresma”.
Ana Cristina Gutiérrez comentó junto a su hijo en el local de empanadas que ya es imposible comer en la calle porque no se puede desequilibrar el presupuesto, que aunque ahora sea «mayor» por el aumento del salario mínimo, la inflación se lo consume inmediatamente.
Ventas han bajado paulatinamente
Desde hace cuatro años José David emprendió el negocio de las empanadas tipo gourmet en la zona norte de Maracay. “La situación no está nada fácil, las ventas han bajado de manera paulatina”.
El comerciante aseguró que a principios de año sus cuentas le indicaban una baja en ventas, uno o máximo dos días a la semana. Por lo general eran lunes y martes. “Ahora la baja en ventas es de lunes a viernes”. Dijo que tiene que “parir” por carne, pollo, queso y a harina de maíz, pues el proveedor solo le despacha dos bultos semanales, “con eso trabajo un solo día”.
Una empanada + un jugo = un día de salario mínimo
El local de empanadas se ubica justo al lado de una reconocida red de farmacias. A diario se forman largas colas de personas que esperan la venta de productos regulados. Leche de fórmula, pañales, toallitas húmedas…Aún y cuando el gentío se ubica en los alrededores, no hay quien compre empanadas.
“La gente tiene los reales para comprar lo que está desaparecido, prefieren comprar la leche para los niños que comerse una empanada”.
En efecto un combo de una empanada (de la más económica 180 bolívares) más un jugo (Bs. 140), suman 320 bolívares, justo lo que gana a diario un trabajador que devengue sueldo mínimo.
Sus ventas aumentan los fines de semana, pero hay otra realidad: lejos de que aumenten las ventas por la gran cantidad de personas en las inmediaciones, las colas ahuyentan a la clientela. Los clientes le manifiestan a José David, el temor de que se registren hechos violentos con la cantidad de personas.