La inflación en Venezuela ha elevado puesto por las nubes el costo del pescado, lo que obliga a comprarlo en menor cantidad, tiempo más espaciado y olvidarse del atún o el carite.
El pescado se volvió una comida de lujo en la mesa de la mayoría de los hogares venezolanos, porque su precio cada vez se eleva cada vez más debido a la inflación en Venezuela, a pesar de que muchos coinciden en que no hay gastos operativos ni de producción en la cría del producto del mar.
Las sardinas se posicionaron en la mesa y parece que no serán destronadas, al menos en bastante tiempo. Su precio es lo único accesible porque el kilo está en Bs. 160 y los filetes en Bs. 280.
Maritza Pino era fiel consumidora de pescado. Quincenalmente abastecía el congelador y llevaba diferentes especies. Desde pescado entero hasta ruedas. El incremento en el rubro le obligó a cambiar el hábito porque la compra del pescado pasó a ser mensual.
Pino ahora compra más sardinas. Engrosa la lista de los 20 y 30 kilos diarios de sardinas que vende Henry Araujo en su pescadería.
Muchos son quienes preguntan recios y pegan el grito en el cielo. ¿Un kilo de atún en 1980 bolívares?, preguntó César García en la misma pescadería donde pasó a saludar al propietario.
“Saca cuenta, una lata de 200 gamos de atún la venden hasta en 600 bolívares, es preferible comprar un kilo natural” dijo Araujo.
Hoy lamenta la situación que atraviesa, al punto de considerar cambiar de ramo. Ya nadie adquiere pescado como antes, sus clientes se llevan la mitad de lo que adquirían normalmente. Sus ventas en consecuencia, van en caída libre.
“Antes la sardina la compraban nada más cuando el médico la mandaba como parte de un tratamiento, ahora es lo que se puede comer”.
Aseguró que dejó de vender carite, pargo rojo y calamares desde hace más de un año por lo exagerado de sus precios.