Debajo del elevado municipal y en las afueras del mercado de Puerto La Cruz hay varios indigentes. La mayoría de ellos son adultos.
Sin oportunidades. Así se sienten algunos de los indigentes que frecuentan espacios públicos en Puerto La Cruz.
La mayoría de ellos son adultos y se ubican en las adyacencias del mercado municipal y debajo del elevado de la ciudad.
Muchos de ellos pernoctan en esos rincones, usando trozos de cartón como «camas».
«Yo tengo 57 años y vivo en la calle desde hace tiempo. Tengo varios hijos pero ninguno me llama», dijo uno de los indigentes, quien dijo llamarse Antonio y no recordar «nada más».
El señor, quien denota el abandono por su larga barba y suciedad, dijo que en la calle se siente libre y tranquilo.
«Una vez me vinieron a buscar para llevarme a un ancianato del Gobierno, pero no quise. Eso es como estar en una cárcel», dijo el señor, quien vive en el Paseo Miranda del municipio Juan Antonio Sotillo.
Aseguró que se alimenta con la ayuda de algunas personas que le dan comida, pero a veces ha pasado hasta dos días sin saborear algo.
El ama de casa Mireya Pérez pidió a las autoridades municipales ejecutar un plan permanente para ayudar y reintegrar a la sociedad a personas de la calle.
«Cada día se ven más hombres y mujeres en las calles, viviendo debajo de un puente o en cualquier plaza pública. Deben existir políticas para ellos, porque también son venezolanos».