El alto costo de los productos incrementa cada día el hambre en Venezuela, pues muchos no pueden comer con un sueldo mínimo.

Mientras el escenario político sigue preparándose para «La Toma de Caracas”, se reabre gradualmente la frontera y Jorge Rodríguez continúa insistiendo en que no habrá referendo revocatorio este año, el hambre en Venezuela continúa creciendo.

El último, inesperado y despreciado aumento salarial le paró los pelos de punta a más de un venezolano, pues el incremento sólo ha generado más inflación, lo que convierte en menos accesibles los alimentos. En esa diatriba se encuentra Emilia Rosales, un ama de casa que reside en la ciudad de Maracaibo. Ella asegura que debe hacer maravillas con el sueldo que gana su hija, el cual es mínimo, para poder hacer una compra que les rinda para todo el mes.

Rosales asegura que prepara unas arepas para chuparse los dedos, pero ha dejado de hacerlas porque el precio en el que venden un solo paquete en esa ciudad es casi la mitad, de una quincena.

“2 mil 300 bolívares un kilo de harina ¡Y está en oferta!”

“¡Ahí tenéis esa maravilla ve! Ya ni arepas se puede hacer, porque o compráis la harina o compráis queso, porque comprar los dos no vais a poder, yo no soy millonaria para comprar comida, aquí comen bien solamente los ricos”, sentencia Rosales.

Precisa que son muchas las estrategias que se ha ideado para poder rendir el dinero, pero que muchas veces son nulas, porque asevera que con una quincena puede comprar solo para dos días y sin ningún tipo de exquisitez.

“¿Cómo hace una así para vivir con el hambre que hay?”

“Un kilo de carne y un kilo de arroz, en eso se me va la quincena, la carne la tengo que estirar casi que en tiritas y el arroz solamente un poquito, porque conseguir arroz regulado en el supermercado es nada más por pura suerte, aquí está en mil 900 bolívares, no me alcanza para comprarlo y la harina menos ¡No me llega CLAP!”, manifiesta Rosales.