El hambre en Venezuela sigue matando niños en Ciudad Guayana, ahora una bebé de siete meses fue la nueva víctima de la desnutrición, publica Correo del Caroní.
La familia de Orangelis Figuera, vivió en carne propia como el hambre en Venezuela sigue aniquilando la vida de los niños, que ni siquiera tienen el conocimiento de lo que ocurre en su país. La niña era habitante del barrio José Tadeo Monagas, en San Félix, especialistas del Hospital Dr. Raúl Leoni relatan que ingresó el 23 de enero, al tiempo que explicaron que su mamá no la llevó al centro asistencial por la desnutrición sino porque tenía unas manchas en toda la piel, al parecer consecuencia de la falta de vitaminas.
Cuando la internaron en la unidad de cuidados intermedios del hospital de Guaiparo, los galenos supieron que el pronóstico no podía ser el más optimista.
“No estaba vacunada, y cuando un niño desnutrido tiene la glicemia baja es un mal pronóstico. Unos días después, sin embargo, estaba más activa”, expuso la especialista, que reservó su identidad.
A pesar de la reanimación, la salud de Orangelis tuvo un declive por la falta de esas fórmulas infantiles ya que en el centro médico no había. Las enfermeras le pidieron a la familia que las consiguieran pero no pudieron porque además de costosas, están escasas. Los galenos indicaron que antes estaba prohibido que las familias llevaran comida, pero ahora los hospitales no cuentan con los suplementos nutricionales para darle a los niños.
Finalmente Orangelis empeoró y, finalmente, dejó de respirar. Cuando murió, uno de sus ojos se desprendió de la cuenca ocular. “Estamos hablando de un caso de desnutrición severa y todos los órganos fallan. La desnutrición, como entidad clínica, es una enfermedad y tiene sus manifestaciones”, explicaron los médicos.
En Guaiparo hay un número revelador, 80 % de los ingresos actuales a la pediatría son por desnutrición, desde la leve hasta la severa, proteicas, calóricas o mixtas, y todo se acompaña con un dato descorazonador: si esos niños salen de alta, las probabilidades de vida son bajísimas: si no mueren en el hospital, mueren en la casa porque no hay qué comer.
Tasa preocupante
En julio de 2016, el presidente de la República, Nicolás Maduro, expresó en una alocución que lo acongojaba un problema: si antes el 38 % de los venezolanos estaba a las puertas de la desnutrición, ahora, en su Gobierno, hay un monstruo que enfrentar: que 38 % está a las puertas de la obesidad. Pero un mes después, en San Félix, comenzaron los reportes de niños muertos por desnutrición, los primeros, en Brisas del Sur y en septiembre, en el hospital de Guaiparo, hubo cinco muertes.
Varios de los casos son parecidos a los de Orangelis, apuntan los especialistas: “Hay un problema social importante. Social y de educación, porque también hay mitos sobre la lactancia materna. Uno escucha, incluso, que produce obesidad en los niños, y no es así. Ahora, la leche materna la puedes sustituir por fórmulas, ¿pero en dónde consigues la fórmula? Si hay escasez de leche, de fórmula, más todavía”.
En el ínterin de esas muertes, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reconoció el aumento de la pobreza crítica de 6,9% en 2013 a 9,3% en 2015. El porcentaje de 2016 aún no se publica, pero lo cierto de 2017 es que su primer mes trajo a Ciudad Guayana dos malas noticias relacionadas con el hambre, la muerte de un bebé de un año por desnutrición y la de una niña indígena en Morichalito por comerse un pan dañado de la calle, sin contar, ahora, la de Orangelis, reflejando que el hambre en Venezuela sigue llevándose la vida de los más pequeños de la casa, y ahora el Gobierno promete una mejora por la vía de un carnet de la patria.