Guayana inició la mañana de este lunes con una protesta silenciosa. La razón fue manifestar su rechazo contra la impunidad en el país, a razón de la inseguridad que se vive en Venezuela. “Si nos unimos y organizamos, podemos acabar con este problema”, afirmaron miembros de la Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona, durante la actividad que se llevó a cabo en la redoma El Dorado, en San Félix.
Con pancartas y siembra de cruces en la redoma, para recordar a las víctimas de la violencia en Guayana, el movimiento cultural cristiano y sociedad civil se unieron en esta protesta pacífica y silenciosa, destacando que 2015 cierra como el año más violento en Venezuela, registrándose más de 550 homicidios solo en Guayana.
De hecho, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), presentó los resultados de su último informe, concluyendo que para finales de 2015 se tengan “27.875 muertes violentas para una tasa de 90 fallecidos por cada cien mil habitantes”.
Responsabilidad policial: Protesta ante impunidad
Este año también se denunciaron desapariciones forzadas, algunas de ellas relacionadas con la Operación Libertad para el Pueblo (OLP). Familiares de las víctimas responsabilizan a funcionarios policiales por al menos el 20% de los homicidios cometidos.
Uno de esos casos es el de Nelson Omar Carpio, desaparecido el pasado 17 de noviembre. Sus familiares responsabilizan a la Policía del estado Bolívar (PEB), a la vez que lamentan que, como otros asesinatos, este siga impune.
La fundación también comparó la población en México, cuatro veces mayor que la de Venezuela, y presenta ocho mil asesinatos menos, mientras que en el caso de Colombia, con 18 millones de habitantes, se registran 10 mil asesinatos menos que en Venezuela.
Este es un ejemplo claro de la falta de voluntad política que existe en Venezuela para acabar con la violencia”, expresó María Laura Nieto. En el lugar se celebró una misa oficiada por el padre Arturo Márquez, de la parroquia Las Batallas en San Félix, destacando que «si estamos aquí es para levantarnos en sana y santa rebeldía. Se agotaron las lágrimas».