La Misión Vivienda tiene en la calle a más de 100 familias que aún esperan que se les culminen sus casas. Mas nunca volvieron a pegar un bloque.
Irónicamente la Gran Misión Vivienda dejó sin techo a más de 100 familias al oeste de Maracaibo, estos aún guardan la esperanza que algún día les culminen su casa.
Ni la gobernación del Zulia, ni los Consejos Comunales y mucho menos los representantes de la Misión Vivienda en Zulia dan la cara ante el desfalco que afecta a estos venezolanos, que con ilusión derrumbaron su anterior casa, hace 3 años, con la promesa de que tendrían un hogar digno para vivir con sus hijos.
Rafael Valbuena, representante de las familias afectadas, aseguró que los recursos para la culminación de las casas ascienden a más de 1 millón de bolívares y que estos fueron entregados a través de un consejo comunal a una cooperativa llamada “Multiservicios Cristo de Aranza”, la cual se encargaría de suministrar los materiales y que, paradójicamente, pertenece a un dirigente del PSUV.
“A esa cooperativa, que es de Jorge Manuel Medina García, se le pagó en dos oportunidades para la compra de materiales que nunca llegaron…, la deuda que tienen con nosotros, nada más en puro material que no fue entregado, es de 1 millón 269 mil 351 bolívares”.
Valbuena detalló que sólo fueron culminadas cinco casas de las 100 prometidas y que precisamente pertenecen a los representantes del consejo comunal que realizó el trámite: “Esto se trata de una estafa multimillonaria, es por eso que le exigimos, a la gobernación del Zulia, al Metro de Maracaibo, al consejo comunal de Raúl Leoni, que se pronuncien al respecto y que de una vez por todas nos den respuesta a la calamidad que estamos viviendo”.
Aseveró que hasta la fecha nadie da respuesta a la problemática mientras miles de interrogantes pasan por sus cabezas al no saber dónde están en los recursos y porqué se quedaron con ellos, pero sobre todo si algún día culminaran las paredes a medio construir.
Estas familias desprotegidas y desamparadas sólo quieren que se les devuelvan los recursos, o que culminen las casas para desertar de la pesadilla que los mantiene con desasosiego.