frontera con colombiaDetenidos por el Ejército venezolano en la frontera con Colombia son llevados a una jaula que servía para transportar ganado, ubicada en un terreno que fue expropiado. Los prisioneros deben soportar temperaturas de hasta 45 grados centígrados y no tienen baños, ni agua y son un centenar.

A condiciones extremas son sometidas las personas detenidas por la Fuerza Armada Venezolana en las ciudades de San Antonio del Táchira y Ureña, en la frontera con Colombia. Los llevados a la llamada «Jaula de la frontera» llegan ahí por delitos menores, la prisión improvisada, es un encierro de un camión ganadero, que fue colocado en un terreno expropiado por el gobierno venezolano.

El abogado Jorge Valenzuela dijo que son cerca de un centenar los detenidos en esas condiciones, quienes fueron apresados en acciones de la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), que instituyó el presidente Nicolás Maduro hace dos meses y medio cuando cerró la frontera con Colombia.

La jaula de la frontera está ubicada exactamente en la carretera vía aeropuerto Juan Vicente Gómez, frente al barrio el Garrochal de San Antonio del Táchira, municipio Bolívar, a pocos kilómetros del límite con Colombia.

No permiten paso de familiares de los privados de libertad, de los abogados y menos de la prensa hasta la improvisada prisión, pero El Correo del Orinoco se llegó hasta ese punto y pudo burlar parte de la seguridad extrema que hay en todas las calles de San Antonio del Táchira y tomar gráficas desde la parte externa. Al acercase a la puerta del terreno, ahora una prisión, se oían conversaciones de los detenidos, gritos y quejas. La gráfica muestra el portón verde, a la derecha está la jaula de la frontera, es blanca con azul.

Violan los derechos humanos

El abogado Jorge Valenzuela denunció la situación y dice que es una violación de los Derechos Humanos de hombres que cometieron delitos menores y que tienen derechos universales, pero los recluyen en una jaula, no tienen alimentación regular, el sol y la temperatura es inclemente, no les otorgan beneficios procesales que contempla la Ley y son desconocidos sus derechos de todo tipo. 

Jorge Valenzuela dijo que él, preocupado por la situación, se dirigió al Defensor del Pueblo de la frontera con Colombia, Luis Araque, y la respuesta que ha conseguido de voz de la secretaria del funcionario fue, que él defensor visitó el lugar, pero observa que las condiciones siguen iguales y que no se actuó como esperaba para ayudar a estas personas.

Al monte para sus necesidades

“Hace poco, me dijeron que les colocaron una carpa en la noche. En el día deben sufrir hacinados la inclemencia del sol y de temperaturas superiores a los 40 grados centígrados que son permanentes en San Antonio del Táchira. Cuando tienen necesidades fisiológicas los llevan al monte, con custodia, cerca de una quebrada en el lugar”.

Están colapsados los retenes de la frontera, porque instituyeron las OLP e improvisaron prisiones como si sé tratará de animales, aunque un animal tampoco merece ese trato, aseguró el profesional de la ley.

Explica que el ejército no tiene centro de reclusión para sus detenidos en la zona de frontera, y se mudó a ese terreno donde creó un centro de operaciones, llevaron carpas donde duermen los soldados, luego usaron la jaula para los detenidos.

Expropiados

A los dueños del terreno de unas 3 hectáreas de extensión, les fue expropiada esa propiedad por el Estado venezolano, debido a que los propietarios fueron acusados de supuestos delitos de contaminación y posesión ilegal de combustible, explica otro abogado que pidió reservar su identidad.

Como solución plantea el abogado, que si aumentaron el número de causas tienen que incorporar más fiscales, jueces y agilizar el ya muy conocido retardo procesal. Pidió también al gobierno venezolano y el Ministerio de Justicia que exijan a los jueces de estos casos, otorgar los beneficios procesales que por ley corresponde a una persona por delitos menores, porque no se los están otorgando.

La jaula del miedo

Una familiar de un hombre que estuvo detenido en la “jaula de la Frontera”, contó interrumpida por el llanto en varias ocasiones, que su hijo de 24 años estuvo ahí detenido porque lo agarraron cruzando por una trocha hacia Colombia.

“A quién le pedimos ayuda aquí en la frontera, a nadie mija, a nadie. A mi hijo lo metieron en esa jaula de miedo, quedaban pegados unos con otros porque no hay espacio, se turnaban para medio cerrar los ojos. Les daban de comer muy poco, porque cuentan que no hay comida ni para los soldados. Como se ponían tan de mal olor puros hombres con este sol tan fuerte, les ponían un chorro de agua de una manguera. Para ir a hacer sus necesidades los llevan para el monte con un pocote de soldados que los cuiden de escapar, sin papel para limpiarse deben subir así su ropa”.

En la noche, dijo la mujer, les colocan una carpa. No les permiten visita, pero algunos militares les pasan comida a quienes tienen familia que les puede llevar, terminó relatando la mujer.