Ernesto Mendoza tiene 20 años trabajando en un negocio de empanadas el cual deberá cerrar por falta de insumos.
Al abordar a este comerciante su rostro muestra rabia, malestar y dolor. No titubea en presentar su historia de 20 años abriendo a las 5 de la mañana su negocio, el mismo que le permitió levantar a sus dos hijos y que en días cerrará pronto por falta de insumos, afectando no solo al propietario sino además a dos personas mas que trabajan con él.
“Soy uno de los tantos venezolanos afectados de este gobierno y después de 20 años de trabajo continuo debo cerrar mi negocio porque no tengo harina de maíz para trabajar, pues vendo empanadas.”
Ernesto sabe que no es el único en Venezuela que está pasando por esta situación. “Por lo que ocurre en el país posiblemente yo sea uno de los miles negocios que han cerrado. No tengo harina de maíz, y todos los productos básicos para mi trabajo son difíciles de conseguir sea azúcar, aceite, todo”.
La angustia, la desesperanza y frustración se conjugan para un hombre que pensaba llegar a su vejez con calma y con la seguridad de un negocio al que le ha dedicado su vida y la de su pareja. “por un gobierno totalitario pasamos lo que están pasando. Le pido a los que están fuera (de Venezuela) porque aquí estamos bloqueados, metan la mano por nosotros, los que realmente queremos levantarnos, mientras ellos lo que hacen es robar, robar y robar».
«Aqui no se puede hablar porque meten presa a la gente por pensar diferente”.
Advierte que para el venezolano tampoco es una opción denunciar lo que sucede en el país por cuanto las oficinas están tomadas por el gobierno. “Todo está en manos de ellos”.
Los niños piden comida
Ernesto destaca con preocupación que cada día es mas recurrente gente pidiendo comida en su negocio, especialmente niños. “La gente antes compraba 2 o 3 empanadas y su jugo ahora piden una y con un vaso de agua, aunado a la gran cantidad de niños que vienen a pedirle las empanadas rotas, o llenas de aceite o un poquito de carne que le haya quedado”.
Las cuentas se ven en rojo no solo por la dificultad de conseguir los insumos, y de lograr consumidores que paguen pues también son muchos los que después de pedir y comer señalan que no tienen cómo pagar.