“No se consigue comida en ningún lado y si en Caracas no hay, en Guayana es peor”.
Esto lo dijo Gilberto Mendoza, un señor de 59 años de edad, luego de recorrer distintos abastos y supermercados de la ciudad, hasta panaderías, y comprobar que la falta de comida es el principal problema de los guayaneses.
“Compré unos dulces, para por lo menos decir que compré algo y no llegar a mi casa con las manos vacías”, agregó.
En el hipermercado Makro han disminuido las colas, pero no porque el problema se haya solventado, sino porque está desabastecido. Los usuarios que todavía tienen pases de entrada dan fe de lo triste y vacío que están los anaqueles, habiendo sido en sus tiempos el lugar por excelencia para las compras del mercado familiar y dueños de pequeños negocios.
Las “prioridades” del gobierno
Los guayaneses se quejan de las ostentosas fiestas por Carnaval, tanto en las comparsas hechas en Ciudad Guayana, como en las del Callao, y critican aun más el gasto del traje de la primera dama del estado Bolívar, al parecer valorado en un millón de bolívares.
“No digo que no se celebre el Carnaval, porque es una tradición, y el de Guayana era referencia en todo el país. El problema es que hay prioridades».
«No se puede estar derrochando dinero mientras la gente muere de hambre, nos mata la inseguridad, la gente en vez de irse de viaje lo que está es haciendo cola por comida”, dijo Olivia Matheus.
Como ocurrió en 2014, los jóvenes se han encargado de recordar al gobierno las necesidades de la población, a través de protestas simbólicas referidas a la escasez. La popular nevera sin comida, sin los alimentos básicos, se hace presente en los semáforos ubicados en Alta Vista, Puerto Ordaz, haciendo alusión que “así están casi todas las neveras de los guayaneses y los venezolanos”, dice una señora que pasa por el lugar.
“Me preocupa que cada vez es más difícil conseguir comida en Guayana. Ya en mi casa se acabó la mantequilla y la mayonesa, tampoco tenemos leche y el azúcar se me está acabando el aceite, y el problema es que no se consigue ni barato ni caro; yo creo que la cosa se va a poner peor”, estima Virginia Morales, al salir de una panadería sin su compra, dos panes canillas, pues “solo sacan pan a las seis de la tarde”, y apenas eran las 2:00 pm.