La escasez en Venezuela ha hecho que las madres tengan como tarea habitual hacer largas colas para intentar conseguir pañales, leche, toallas húmedas, medicinas y hasta champú.
La tarea de ser madre en Venezuela implica grandes esfuerzos, mayores a los que ya surgen naturalmente al ejercer este rol.
Comprar pañales, leche, productos de aseo para el bebé y hasta conseguir medicamentos son algunas de las labores que aunque parecen domésticas y sencillas, debido a la escasez en Venezuela no lo son.
Oscarina Martínez es mamá de una niña de 2 años. Como toda madre, le preocupa la salud y el bienestar de su hija. Aunque quisiera ofrecerle todas las comodidades y garantizarle su desarrollo, la crisis económica actual no se lo permite.
Hay vacunas que por la edad, su hija ya debería tener; sin embargo, en Venezuela algunas, como la de la lechina, no se encuentran.
Los pañales, por ejemplo, sí se consiguen, pero luego de hacer por lo menos cinco horas de cola bajo el sol. Para comprarlos no solo es necesario tener dinero, sino que sea el día que le corresponda a cada persona según lo estipulado por el Gobierno.
Adicionalmente en los establecimientos exigen la presentación de la partida de nacimiento, para asegurarse de que el producto se está comprando para consumo propio y no para revender.
“Hay que andar con la partida de nacimiento (del bebé) para arriba y para abajo. Es una locura».
Dayimar Ayala, también madre de un bebé de dos años, ha intentado crear soluciones operativas que le permitan organizarse mejor ante esta situación. Creó una cuenta en la red social Twitter en la que una red de madres informa a diario dónde están vendiendo los productos que cada una necesita.
«En Venezuela una tarea doméstica puede llevarte hasta 5 horas y perder tiempo de trabajo», relata Ayala, quien se desempeña como periodista.
Ambas madres han tenido que recurrir en algunas oportunidades al trueque. Cuando ven algún producto que es difícil de conseguir, lo compran así no lo necesiten y luego lo cambian por otro que sí requieran para su bebé.
La crisis ha afectado los patrones de compra y de consumo de la ciudadanía. Oscarina Martínez lamenta que en algunas oportunidades se le han vencido medicinas en la casa, pues compra de más cuando las ve en los anaqueles, pues no sabe si habrá cuando su niña de dos años las necesite. «Uno cae en el desespero», sentencia.
Ha pensado en irse del país, pues se siente responsable de ofrecerle a su hija la calidad de vida que en Venezuela no ha logrado obtener. No quiere seguir colocándole pañales que no sean de su talla porque no consigue los adecuados ni considera justo hacer cambios en la alimentación de la niña solo por adaptarse a la crisis.