Escasez en Guayana

Venezolanos se las ingenian para sustituir parte de los productos víctimas de la escasez en el país.

A veces ni haciendo cola por largas horas, todos los días, se logra ganar la batalla a la escasez que agobia a Venezuela. El desabastecimiento cada día es peor, los productos no llegan a los supermercados, hasta los revendedores han disminuido parte de su venta ilegal porque tampoco consiguen los artículos que escasean; es cuando el venezolano debe ingeniárselas.

“Cuando le doy leche a mi hijo es casi que un regalo. Si logro conseguir aunque sea una lata, le preparo un solo tetero de leche, máximo dos, y no tan concentrado para que me rinda. El resto del día lo alimento con jugos de las frutas que puedo comprar, guayaba, lechoza o melón”, cuenta Karina Díaz, una joven madre que ha pasado las de Caín para alimentar a su bebé, a consecuencia de la escasez.

Los niños no están recibiendo la alimentación adecuada. Karina confiesa que en ocasiones se limita a la preparación básica del tetero de leche, uno de los productos de mayor escasez, y prepara algunas merengadas, tratando de rendir la leche mezclándola con los jugos de frutas que le hace a su hijo.

Así ha tenido que hacer con los pañales, retroceder en el tiempo y dejar de usar los desechables por los de tela. “Hay unos que hacen que son reusables, como los de tela, pero son muy caros”, agrega.

Higiene ante la escasez

Productos de consumo humanos, como el limón y el vinagre, que a veces también escasea, están siendo usados ahora como artículos de higiene personal, como champú, jabón y hasta para el lavado de los utensilios de cocina.

Yndira Nieves es ama de casa. En búsquedas en internet describió algunos tips que hoy usa como alternativa a la escasez. En algunas tiendas de cosméticos se consigue desodorante de mujer, es una marca que no había visto antes, por lo que no confía mucho en su efectividad.

“A  mí me han dicho que son malísimos, que huelen a violín. Lo que yo hago es que al bañarme, además del jabón, me echo limón con bicarbonato de sodio. El jabón lo uso de a poquitico y el desodorante también para rendirlo lo más posible, solo con el limón y el bicarbonato estoy protegida”, comenta Nieves.

Para el caso del champú, Evelin Nieto tiene estrategias similares. Explica que desde antes ya usaba el limón como tratamiento anti caspa. Hoy en día lo sigue usando como un lavado previo, pero en casos de emergencia en la que no tenga champú, usa un litro de agua con una o dos cucharaditas de bicarbonato para lavar su cabello.

“Eso sí, te deja el cabello reseco, pero puedes echarte después un acondicionador o baños de crema, pero el bicarbonato te limpia el cabello. He leído también de agua con vinagre de manzana pero no he probado”.

Esa alternativa le resulta mejor que invertir en un champú sin sal, los únicos que se consiguen, cuyos precios superan los 1.200 bolívares. El limón es el producto que más destaca como alternativa a la escasez. Lo usan como jabón, champú, y hasta de lavaplatos.

Ingeniárselas para comer

La comida es la más golpeada por la escasez. En Ciudad Guayana, ya ni siquiera el pan se consigue, cuando este estaba sustituyendo a la tradicional arepa. Y es que al hablar de pan, se incluyen todas sus presentaciones: canilla, campesino, francés y hasta el árabe.

“En mi casa ahora compramos más tortas de casabe y yuca para tener qué comer cuando no hay harina para hacer arepa y tampoco se consigue pan”, admitió Héctor Moya, estudiante.

De alguna manera los venezolanos, en especial los guayaneses por ser Ciudad Guayana una de las zonas más afectadas por la escasez, se las ingenian para sobrevivir a la crisis, sin escapar del golpe al bolsillo por la inflación que también va atrapando a estos sustitutos.