La escasez de alimentos en Venezuela invirtió los papeles, ahora se bachaquean alimentos desde Colombia.
La escasez de alimentos producto de la paralización del aparato productivo del país, tiene a los vendedores de comida viviendo penurias, pues deben ligar los dedos para poder conseguir la materia prima que les permita ofrecer un menú diario. Dentro de los tantos afectados se encuentra Cristóbal Guerra, un habitante de Maracaibo que se hizo espacio en el norte de esa ciudad, vendiendo sabrosos pastelitos, empanadas y tequeños, pero desde hace tiempo el elemento principal para la preparación de esas piezas, como lo es la harina de trigo, también forma parte de la escasez de alimentos en Venezuela.
“Un bulto de harina de 50 kilogramos debería costar en 12 mil bolívares, al menos eso fue lo último que pagué cuando aún se conseguía aquí, pero ahora la pago en 35 mil bolívares porque la que están vendiendo la están trayendo es de Colombia, y pues pasar eso por las trochas es costoso”, afirma Guerra.
El pollo y la carne que llevan de relleno las piezas tampoco se consiguen, y asevera que por estos piden hasta 2 mil 500 bolívares por kilogramo en las carnicerías, si es que hay.
En el caso del queso, ese es otro cuento, pues también comienza a escasear debido a la demanda de compradores por la escasez de alimentos.
Para Guerra trabajar se ha convertido en una complicación, pues preparar las chichas y jugos que también ofrece a sus compradores es otra tarea titánica, ya que conseguir agua en Maracaibo es difícil por la sequía, y la que venden en los diferentes establecimientos es a precios desmedidos.
“Aquí tenemos que comprar diariamente cinco botellones de agua para preparar bien sea la chica o los jugos, nada más en eso gastamos por día no menos de 2 mil bolívares, dependiendo de donde haya agua, porque no se consigue ni para tomar”, sentencia Guerra.
Este vendedor lamenta la crítica situación por la que atraviesa el país, ya que asegura que a pesar de hacer los esfuerzos para conseguir sus implementos de trabajo las ganancias han descendido considerablemente, pues no todos tienen con qué pagar los costos a los que se ven obligados a ponerle a sus productos, por lo que no descarta que debido a la crisis económica y escasez de alimentos en cualquier momento deba cerrar su negocio.