La alterada vida que se tiene en Venezuela no permite el descanso, ni la recreación. De lunes a viernes trabajo, fin de semana en colas que inician desde la madrugada para comprar lo básico de sobrevivir.
Muy temprano, antes de las seis de la mañana de un domingo ya cientos de personas aguardan a las puertas de un supermercado o perfumería en Venezuela. Alicia Pérez, trabaja de lunes a viernes, y con la imposición de sólo comprar el día que corresponde por su número de cédula, la única oportunidad es el domingo:
“Nadie se queja ya porque todos estamos iguales, ya el fin de semana no es para descansar y menos divertirse”.
A juicio de esta tachirense la vida es extrema en Venezuela, “no hubo cosa que no nos cambiarán para mal. Quisiera el domingo a esta hora estar descansando. Todos los días me levanto a las 5 de la mañana porque vivo en Tucapé, (fuera de la ciudad) y debo hacer almuerzo antes de salir porque me lo llevo. Y hoy debo venirme desde las 5:30 am para ver si logro comprar algo. No hay tiempo ni para mi hijo, porque hoy regreso cansada, más que un día de trabajo”.
En un recorrido que hizo El Correo del Orinoco por algunos supermercados de San Cristóbal, se observó un panorama común: kilométricas colas humanas a las puertas de La Gran Parada, El Junquito, Cosmos y el Abasto Bicentenario.
Desde las 5 de la mañana o antes, adultos mayores, personas discapacitadas, mujeres y hombres de todas las edades aguardan horas para poder entrar a los comercios de productos básicos, bajo la lluvia o el sol, e incluso arriesgándose a ser sorprendidos por el hampa desatada. Pero no hay opción, es el método obligado en Venezuela para poder adquirir lo estrictamente necesario.
Iris Velandria, también opinó, dice que entre los días de semana tiene poca oportunidad de ir a comprar y debe hacerlo los domingos.
“Las personas de un país normal salen a pasear, se quedan en cama hasta tarde un domingo, pero nosotros no. A sacrificarnos en una cola sin tener certeza que vamos a conseguir lo que necesitamos. La idea es cansarnos, enfermarnos”.
No hay salud mental
“La salud mental es bienestar y tranquilidad. No se trata de estar a punto de volverse loco, pero la incapacidad para responder día a día a las necesidades que se tienen, sin que se genere angustia excesiva, es lo contrario a salud mental”, afirma la doctora en Psicología Social y docente universitaria Yorelis Acosta.
La psicóloga asegura que la preocupación excesiva, alteración mental y el agotamiento físico generadas por el conjunto de factores externos negativos, tienen al venezolano en un desolador cuadro psicológico, “no tienen muchas alternativas para solventar los trastornos de salud mental que poseen, los cuales se convirtieron en un problema de salud pública”.