En Maracay, estado Aragua la gente está cansada de hacer colas hasta para preguntar si hay un medicamento. En el 80 por ciento de los casos, la respuesta es negativa.
Tres mujeres conversaban en una cola en Maracay con un tema en común: la escasez de medicamentos las obligaba a preparar remedios caseros como paliativos a la crisis y darle sensación de bienestar al cuerpo.
Ellas también coincidieron en el cansancio que les produce tener que estar metidas en una cola todos los días para comprar alimentos, artículos de primera necesidad o medicamentos. Las tres tenían la edad suficiente para disfrutar del descanso que les da la jubilación, pero en Venezuela la realidad es otra. Aquí nadie descansa, aquí todo el mundo sale a la calle a guerrear para subsistir.
“Estoy cansada, obstinada de una cola para todo y eso lo estamos viviendo desde hace un año, hasta para comprar medicamentos tenemos que zanquear de farmacia en farmacia”, comentó una de las damas quien prefirió no identificarse porque aseguró que labora para el Estado. Dijo sentirse impotente porque en la IV República que tanto se sataniza, nunca vivió algo parecido a la humillación de las colas.
“Por lo menos en la IV República había de todo, ahora no hay nada, por ningún lado, ni caro y menos barato”.
Mientras tanto, Mercedes Ramírez recomendaba la preparación del suero en casa, con agua hervida y reposada, goticas de limón, sal, azúcar y una pizquita de bicarbonato. Es que el suero tampoco se consigue en Maracay.
Ramírez dijo ser hipotensa. Su medicamento tampoco lo consigue y ha tenido que enfrentar sus crisis de tensión baja con medicamentos caseros.
“Me estresan las colas, me baja la tensión y esto es todo el tiempo”.
En otra parte de la cola a las afueras de un establecimiento en Maracay, estaba Manuel Pereira, “solo para consulta”, detrás de al menos 20 personas que aguardaban preguntar por la existencia de un medicamento. En su caso buscaba Unasym, un antibiótico que no se consigue en ninguna farmacia. Tenía esperanza de conseguirlo en la reconocida red de farmacias, pero nuevamente la respuesta fue negativa.
“Aquí hay que hacer tres colas. Para preguntar si hay el remedio, si lo consigues entonces haces cola para que te lo despachen y luego otra cola para pagar. Todo lo que estamos viviendo es una humillación, una indignación, va contra el honor”.
Mientras tanto, en las adyacencias del local farmacéutico, aguardaba otra cola de personas a la espera por la venta de leche de fórmula.