En las emergencias de los hospitales deben ingeniárselas con materiales desechables ante la falta de insumos médicos.
No es solo la falta de medicamentos o equipos imprescindibles para una intervención quirúrgica o atender una emergencia médica. En Ciudad Guayana los profesionales de la salud trabajan literalmente con las uñas, en vista de la falta de insumos médicos en los hospitales, para atender a los pacientes, sobre todo aquellos que requieren atención con urgencia.
Familiares de los pacientes son los que dotan a los recintos hospitalarios con todas las medicinas y utensilios necesarios para la atención médica, pero en ocasiones, cada minuto que pasa es imprescindible y los galenos no pueden esperar a que después de tanta odisea, no se consiga el material necesario.
Tal es el caso de una niña de unos 8 ó 10 años, aproximadamente, que resultó herida en un accidente de tránsito que tuvo lugar el fin de semana en la vía San Félix-Upata, en Ciudad Guayana.
Bomberos llegaron tarde al sitio del siniestro para el pronto rescate, lo mismo sucedió con la ambulancia, pero afortunadamente la infante seguía con vida, cosa que no sucedió con otros pasajeros que estuvieron en el accidente.
La pequeña fue trasladada hasta el hospital de Guaiparo, en San Félix, pero por falta de un traumatólogo pediatra no fue atendida y de allí la pasaron para el hospital Uyapar en Puerto Ordaz.
De manera extraoficial, personal que allí labora se arriesgó a difundir la situación de este recinto para la atención en la emergencia pediátrica.
Por falta de insumos, como un collarín, los galenos debieron ingeniárselas e improvisar con potes desechables y gasas para crear este implemento para la niña.
La población en Guayana sigue indignada por el caso, dando fe de que ellos mismos han tenido que pasar por situaciones similares.
«Mi hijo murió a causa de derrame cerebral. Lamentablemente no tengo dinero para pagar una clínica y tuve que traerlo a un hospital, donde familiares y amigos me ayudaron a conseguir todo lo que se requería, desde Listerine hasta suero, y todo estaba escaso, no se conseguía en ningún lado, hasta alcohol tenía que traer porque aquí no tenían».
Este es el recuerdo de una madre que, por trabajar en una empresa del Estado, prefiere no identificarse pese a su situación.